
ANN TRASON, La bruja de Leadville.
Un equipo de corredores Tarahumara venia de hacer historia, y de romper varios records, en la Leadville 100 de 1993 y después de semejante hazaña, todos se dirigían a Ken Chlouber, el creador y organizador de la prueba, con la misma pregunta: ¿Hay alguien que pueda vencer a estos tipos? -Si – respondió Ken -, Annie puede! Ann Trason, treinta y tres años, profesora de ciencias. Un poco baja, un poco delgada, un poco invisible detrás de sus mechones castaño oscuro, un poco lo que uno espera de una profesora de ciencias. Había hecho atletismo en la secundaria, pero se aburrió a muerte de “dar vueltas como un hámster” una y otra vez en ese ovalo artificial, como ella dice, así que lo abandonó en la universidad para convertirse en bioquímica. Durante años, solo corrió para combatir el estrés, “me gusta correr para sentir el viento en mi pelo” diría Ann. No tardó demasiado en empezar a desactivar el estrés laboral de antemano, corriendo nueve millas (14.5km) hasta el laboratorio cada mañana. Y una vez que descubrió que sus piernas estaban frescas a la hora de irse, empezó a correr






