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Ultr’Ardeche 2023 – Maite Rojo

3 junio, 2023

La “Ultr’Ardeche” en Francia, lleva cinco ediciones: 2012, 2013, 2019, 2022 y 2023.

Después de casi dos años invitada a esta carrera, finalmente este año participé los días 27 y 28 de Mayo, gracias a su fantástico director, Laurent Brueyre, que también es ultracorredor y finalista del Spartathlon.

Al igual que el Spartathlon o la UltraBalaton, la Ultr’Ardeche se está abriendo camino, como una visita obligatoria para los ultrafondistas de Europa y el extranjero.

Mucho más personal e íntima que otras carreras y con algunos de los mejores corredores sólo por invitación del director.

Son 37 horas en total de tiempo límite (salida a las 6:00 am sábado y llegada el domingo a las 19:00 pm), con sus cortes de paso y 24 avituallamientos repletos de comida y bebidas para los corredores.

Un detalle interesante es que se admite como prueba clasificatoria para el Spartathlon; con entrada directa en 27 h. para los hombres y 28 h. para las mujeres, además de selección por lotería de 36 h para hombres, y de 37 h. para mujeres.

La Ultr’ardeche es una competición de 222 kilómetros y 3500 metros de desnivel positivo, con una cima máxima de 1450 metros. Y vaya cima!!

El recorrido es circular, parte de Alboussiere y rodea un parque natural, repleto de las famosas terrazas que se forman en las montañas, contenidas con piedras, para hacer zonas de cultivo, especialmente de viticultura.

Por lo cual se desarrolla por zonas de carretera y pista.

Tenía que estar muy pendiente del desnivel que se acumula desde el kilómetro 30 (donde podría ver por primera vez a mi apoyo Helena y Andrea) hasta el 120, todo cuesta arriba, hay que mantener las fuerza hasta más de la mitad de la carrera. Además, en esos kilómetros llegaba la noche y las temperaturas bajarán considerablemente en la montaña (pensaba yo).

Después del km 150 es de subidas y bajadas hasta llegar de nuevo al pueblo, no hay muchos tramos fáciles, por lo que sería poco probable un ritmo constante.

La meteorología se preveía muy variable y nos podíamos encontrar de todo, calor, frío, lluvia… que también hace perder el tiempo a la hora de cambiarse de ropa.

Descubrí la carrera gracias a otros corredores, además de mi hermano, que ya habíamos hablado de correr juntos, o con el apoyo en bicicleta. Tanto esta, como las 100 millas organizadas en verano en el mismo sitio.

Hubo 90 inscritos confirmados realizando la prueba. El nivel de los participantes fue desde Gilles Pallaruelo con 18 Spartahlons realizados y dos Ultr’ardeche, Ayku Çelikbas con 7 Spartathlons, Rolando Espina con 6 Spartathlons y acaba de ganar una ultra de 630 kms en enero, o su amigo Don Hannon famoso ultra trail runner Irlandés y también finalista de Spartathlon el año pasado. Dos favoritos franceses: Eric Bonnote y Mathieu Veron con 4 finalistas cada uno de Ardeche.

Y entre las mujeres la élite: Patrycja Bereznowska, mejor deportista femenina del año pasado, ganadora de Spartathlon 2017, UltraBalaton nº 21 y +281 en Portugal además de numerosas 24 horas en pista, 3 veces campeona de Europa. O Irina Masanova, una joven rusa segunda en el Spartathlon en 2019 y ganadora de los 255 km Ultra Dolihos este año. Por no hablar de Julia Faton, que lleva tres ediciones y fue segunda el año pasado en Ardeche.

Más de 20 finalistas de Spartathlon que nos encontraremos y dos españoles, David Ferrandez y yo.

A falta de tres semanas había realizado mi mayor carga del entrenamiento. Para los que están interesados, siendo ya un corredor experimentado y en buena forma física, no recomendaría a nadie que lo preparase en menos de 4/6 meses aunque depende de cada persona, su edad, condición, absorción del entrenamiento etc.

Lo preparé con un bloque general, otro específico y otro pre competición hasta ir reduciendo el kilometraje, ya que en la semana de mi pico llegué a realizar 263 kms con 4200 de desnivel (además de fuerza, cross training, estiramientos etc), para luego reducir proporcionalmente, lo que se conoce como “tapering”, y la ultima semana llegar descansada a Francia  con solo un par de días de entrenamiento.

Después con los pies en alto y las medias de compresión puestas. Puedo contar que acabé otra aventura en formato Ultrafondo.

Decir que mi impresión general es la de una de las carreras más agradables y con mejor atmósfera en las que he estado. Súper duro por el desnivel de la carretera y pista de montaña, con mucho calor durante el día del sábado, lluvia y granizo por la noche y más calor continuando las cuestas a la mañana siguiente. No hizo frío por la noche pero sí humedad y mucha niebla.

Me encontraba muy bien hasta las 18 horas de carrera, así que estuve tratando de llegar a las 28 horas para la entrada directa en Spartatlon.

Lo más importante: el paisaje espectacular, con preciosos pasos por una vía cicloturista y varios túneles, que abrían paso a balcones donde rodeada de montañas y mirando a los valles te quedabas con la boca abierta, una organización de más de 10 ( y eso se dice siempre pero en este caso destaca el valor humano), animales que nos visitaron durante nuestro paso, como un ciervo, hurones o buhos.

Ultr’ardeche y su organización de voluntarios, amigos y familiares enamoran a todos los que se acercan.

Muchos miembros de la familia Spartathlon nos reunimos este fin de semana pasado y muchos recuerdos que atesorar en la memoria.

De 90 corredores, solo terminamos 47 personas, y sé que muchos de ellos como Aykut Celikbas y Don Hannon son grandes corredores, pero las altas temperaturas y las cuestas hasta el km 120/140 mataron a mucha gente.

Tuve suerte porque corro bien con el calor, y la ayuda para cambiarme un par de veces de calcetines, beber, comer y ver mi apoyo cada hora, te ahorra mucho tiempo y te da mucha motivación. Por la noche con la lluvia después del calor se me cocinaron los pies y sufrí mucho el resto de la carrera, sobre todo en la planta del pie derecho.

Al final esperaba tener algo de terreno plano o cuesta abajo para recortar el tiempo pero me ha sido imposible.

Aún así fantástico, no puedo estar más contenta, con todos esperándome y 1 veterana, 4 mujer y 8 de la general.

Para mi mayor sorpresa cuando tuvimos la cena y entrega de premios, se celebraba un podium con los 5 primeros. Y me veo allí con Patricia, Irina, Zsanett y la francesa Anne Gaelle.

Abrumada, agradecida y querida por todos.

Mención especial a Mihaela Evanova y Karina Molinas, que no solo son buenas corredoras, sino también buenas personas con las que intercambiamos besos y abrazos de enhorabuena.

Muchas gracias a Helena Alegre y Andrea Ripoll por el apoyo y esfuerzo de seguirme durante 28 h 46′ y aguantarme y cuidarme en total día y medio.

A Diego Rojo, al que eché de menos, para compartir unas risas como en otras carreras y como siempre se lo dedico especialmente a mis padres.

Para todos los que ya no están o no pueden correr, nosotros corremos por ellos.

Gracias gracias gracias 🙏

Maite Rojo

Entrenadora y corredora de Ultrafondo.

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Crónicas, Running, Spartathlon, Ultrarunning

MI HISTORIA EN EL SPARTATHLON – SERGIO «ZURDO» ROBLES

31 mayo, 2023

Me llamo Sergio Damián Robles, nacido y criado en Caleta Olivia Provincia de Santa Cruz Argentina y desde muy chico me gusto hacer actividad física y sobre todo jugar al fútbol… en este país se respira fútbol las 24 horas del día los 365 días del año… a los 22 años ingreso a la Policía Provincial (hasta el día de hoy) y la práctica del fútbol fue tomando un lugar secundario en mi vida, ya que quería evitar tener lesiones para estar al cien por ciento en mi jornada laboral.

Realice mi primera carrera de 10 km en diciembre del año 2015… luego 3 km…. Luego un maratón…. Luego media maratón… todas en ese orden… hasta que una tarde trotando en la costanera con mi amigo Lucas Valdés encuentro a Pablo Salazar, el cual me manifestó que tenía un grupo de corredores en la localidad vecina de Cañadón Seco y si quería vaya a entrenar con ellos. A partir de ese momento Pablo me daba los planes de entrenamiento hasta que en diciembre del año 2017, luego de correr mi 3er Maratón fui a un kiosco de mi ciudad y compro una revista conocida con la tapa con un hombre corriendo y al ver en su interior el título “CORRIO 246 KM Y ESTA VIVO” y eso me llamo mucho la atención… eso despertó en mi ser un FUEGO y al ver a mi mamá le leí la nota del corredor… un tal Fernando Petracci  y le dije “ yo también la voy a ir a correr y lograrlo”. Empecé a interiorizarme de cómo lograr correr el mítico Spartathlon  y le comente a Pablo y me dijo que vea competencias de 6 horas para ir viendo el tema de la alimentación y como era ese nuevo mundo del ULTRA MARATON…. Pablo fue la primera persona que confió en mí que esa hazaña se podría lograr… pero largo proceso tenía que recorrer y aprender  sobre todo…

Ya con la marca mínima realizada en Termas de Río Hondo (Santiago del Estero), modalidad 12 horas, logre realizar 120 km 962 mts, y por primera vez salí primero en la general, pero mi mayor alegría era que había logrado la marca tan ansiada para entrar en el sorteo del Spartathlon. Antes de iniciar la competencia me fui al fondo de la fila…levanté mis manos al cielo y le pedí a Dios que me de las fuerzas necesarias para correr un poquito más de 120km…y así fue… en mi primer competencia para lograr la marca se dio.

Le pedí a Martín Córdoba  ayuda para que me inscriba en la página de la organización y luego salí sorteado en el mes de marzo del año 2021, a tan solo 5 años de realizar atletismo estaba a las puertas de correr el mítico Spartathlon en carne propia… lo había soñado un millón de veces y gracias a Dios se estaba haciendo realidad…

Recibí mucho apoyo de toda la ciudad y país ya que realizaba rifas para recaudar fondos para la compra de suplementos deportivos como zapatillas… en este viaje agradecido de gran manera al Sr Intendente Cotillo Fernando que me gestiono los pasajes de ida y vuelta, la empresa CAM con un gran aporte para el pago de inscripción y el Sindicato de Petroleros Jerárquicos me ayudo con suplementos e indumentaria.

Estaba rodeado de corredores que sigo por las redes sociales…. la convivencia en el hotel de la organización, la entrega de kit… todo muy hermoso…  risas, fotos, charlas… y era la hora de comenzar a correr… tenía algo muy claro: no hacer locura con los ritmos, como entrené debía correr y avanzar hacia Sparta… hacía calor, un gran detalle que no tuve en cuenta ya que en mi ciudad hacen a esa altura del año 13 grados como mucho y en el km 60 y km 80 tuve calambres en ambos gemelos, mientras iba avanzando los estiraba, eso hizo que corriera más despacio ya que las sensaciones de que vuelvan aparecer eran constantes. Agradezco a Diego Piris y al Yaca Duarte porque me asistieron en gran parte del recorrido que pude realizar (me dieron pastillas de sal ya que los calambres vienen por la deshidratación) … estar en el Canal de Corinto les aseguro que es hermoso… no hay palabras para describir lo que los ojos pueden ver…

Recuerdo llegar al km 157 y un griego medio fastidioso me dijo tres cosas: out… sit…. Y number…. Quedaste afuera, sentate y dame el dorsal…

Llegué al km 157 a 8 minutos tarde al corte… y se terminó mi sueño de ser Finisher…  

En ese instante les puedo asegurar que se me pasaron millones de cosas por mi mente, una película en un abrir y cerrar de ojos… avancé hasta donde pude en ese momento… di todo lo que tenía… apenas me subí al micro que llevaba a los atletas que no llegaban a los cortes hacia el hotel de Sparta… cerré mis ojos y en mi mente se vino la historia de David contra Goliat…. Tenía un Gigante por delante y por vencer… y era nada más y nada menos que el mítico SPARTATHLON… pero la próxima vez no serían con mis fuerzas…

Debía poner la cara para los días que restaban en el hotel y hasta despedirme de la delegación Argentina y resto de los atletas…. No fue fácil…. Martín Córdoba me dijo que tendría revancha. Que el Sparta es todo el resto también (compartir con otros atletas, charlar, la convivencia, el viaje y me dijo más vale que vayas a la ceremonia que te voy a buscar al a habitación) … en ese momento Ale Almirón me hablaba pero le dije será la única circunstancia de la vida que no aceptaría una opinión suya, sabes por qué? Porque nunca fallaste en un Sparta…. Tal vez en otras… pero no un Sparta…

…debía armar de nuevo las valijas y retornar al aeropuerto y volver a mi ciudad… aún acongojado de todo lo vivido… cruce el charco por primera vez y le agradecí a DIOS por esa posibilidad, por ese privilegio que me dio de estar esos días allí…

Al llegar al Aeropuerto de Ezeiza me esperaba mi amigo Hernán en donde siempre me hospedo tanto de ida y de vuelta (más que agradecido siempre amigo)… último tramo del vuelo hacia mi ciudad desde Aeroparque hacia la ciudad de Comodoro  Rivadavia… y allí estaba mi mamá esperándome para ir en auto hacia Caleta y para mi sorpresa en el cartel de la entrada a la ciudad estaban esperándome amigos y familiares… fue inesperado y emocionante a la vez… y a los pocos días vi a mis hijos en la rotonda de la localidad de Jaramillo, me esperaron con una bandera que decía PAPA SOS UN CRAK y además con una medalla con el logo del Sparta y una corona hecha de alambre… un nudazo en la garganta…

Siempre tengo los pies sobre la tierra… pero a medida que pasaban las horas y días… recién caía en donde estuve y todo lo que se originó en mi entorno…. Pero ese sabor amargo de no haberlo logrado retumbaba en mi ser… algunos decían “cumpliste tu sueño”… “la experiencia no te la quita nadie”… pero durante las noches lloraba… me sentía muy triste… sentía que me había fallado y también a mis seres querido, aquellas personas las cuales siempre están… obvio lloraba sin que nadie lo sepa y me vea… pero DIOS TODO LO VE Y SABE….

Me hice muchas preguntas y no encontraba las respuestas a esos interrogantes… me comuniqué con el Yaca Duarte… con Gustavo Rigassio… con Martín Córdoba…con Leo Bugge…con Carlos Michia… todos ellos Ultra maratonistas… pero con una gran particularidad: En su primera vez fallaron o mejor dicho no llegaron a un corte y OUT.

Tuve un dilema todos esos días apenas llegué a Caleta…. ¿Lo volveré a intentar? Volveré a entrenar… me superaba la situación…

¿Seré capaz de lograrlo? … y en esta historia aparecen Nico y Patricia… Patricia y Nico… solo los seguía por las redes… y me veía todos los videos que publicaban de sus competencias… admirables atletas… y al llegar a Glyfada junto a mi amigo Alejandro Almirón con nuestras valijas y a mitad de cuadra venían ellos  caminado y le digo a Ale…mira Nico y Pato…y como te diste cuenta me dice… son ellos de los videos de YouTube jajaja…. En ese mismo instante se empezó a gestar una gran amistad… de charlas… anécdotas… experiencia y nunca se guardaban nada… como si los conociera de toda la vida….

Aproximadamente a finales del mes de noviembre del 2021 me anime a mandarle msj a Nico por Messenger si aceptaba a entrenarme…. Y mi objetivo principal era volver al Sparta y lograrlo… ya había tomado la decisión… estaba convencido de que quería tener REVANCHA…y nada mejor que estar guiado y entrenado por Nico Kierdelewicz.

Y en diciembre tome una decisión también importante en mi vida… no daba más con esa carga… doble mis rodillas al costado de mi cama y le dije Padre en el nombre de Jesús te entrego esta tristeza, la dejo en tus manos y si es tu voluntad que quede seleccionado para volver al Sparta año entrante y lograr terminarlo. Amén… les aseguro que deje una mochila pesadísima… que cargaba desde aquel km 157…. Y recién en diciembre pude con ánimo abrir la valija de que estuvo cerrada desde mi regreso al país (muchas sensaciones y recuerdos).

Postales de Sergio en el Spartathlon 2021

AÑO 2022: LA REVANCHA DE LA MANO DE DIOS:

Llego el día del sorteo… y estábamos confirmados…. Dije ES LA VOLUNTAD DE DIOS…. HABRA REVANCHA… pero ante fuimos (hablo en plural porque somos un equipo: mi entrenador Nico, Charly mi nutricionista, Claudio Quiroga masajista y musculación y Diego Pintos kinesiólogo) a competir y aplicar todo lo entrenado en el mes de abril en Montevideo (Uruguay)… muy agradecido a Sheiler Alejandro Choivatt  Rodriguez (que me asistió las 24 horas, no se movió de la pista ni un instante, un fenómeno), Claudia  Robles y Julio Torras por la hospitalidad, estaba de local en tierras vecinas. Saludos al país hermano de Uruguay… solo tengo palabras de agradecimiento. Si bien era una competencia oficial, lo tome como entrenamiento de 24hs para lo que vendría en Septiembre… y obedecí  hasta la hora 13… luego me senté en una silla, desobedecí la primer y casi única regla que dijo Nico….UPS… me senté de cabezón… palabras de aliento de Sheiler, y luego apareció Washington Sauda que me dijo caminemos y nuevamente con un par de giro en la pista volví a ser el mismo, ya había pasado el bache, la tormenta, … más allá de los km obtenidos lo fundamental era la hidratación hora por hora, ser un relojito con eso, no descuidar las sales… los carbohidratos, mis turrones jaja y saber que cada paso que daba me acercaba más y más a esa REVANCHA…

Todo obra para bien…. Seguía entrenando… se cambió el plan, no así el objetivo… y el 18 de julio un cambio de 180 grados en mi vida: nuevamente me acerco a una Iglesia a buscar de DIOS, más precisamente a MEDEA (Ministerio Evangelístico Dios es Amor), me había apartado por unos años… volví a leer su palabra, volví a orar… a buscar más de su presencia…y el 15 de Septiembre en medio de la reunión mis pastores Adolfo y Vanesa me oran junto al pueblo y sentí en ese momento que LA VICTORIA ESTABA DADA…Y  EN AMBAS PIERNAS COMO QUE FLUIDA CONSTANTEMENTE AGUA, COMO QUE SE REJUVENECIERON MIS MÚSCULOS … SOLO FALTABA EL DÍA Y LA HORA DE LA COMPETENCIA… Y ESE GIGANTE YA ESTABA DERROTADO EN EL NOMBRE DE JESUS. La mano de mi entrenador estuvo en cada detalle. Debía buscar un lugar que tengan temperaturas similares a Atenas para aclimatarme un poco al calor ya que en mi ciudad en septiembre las temperaturas no superan los 15 grados y en Grecia las temperaturas por lo general (salvo la edición 2018 que hubo tifón) superan los 38/40 grados… y es ahí que le consulte a mi amigo Alejandro Almirón si me daría lugar en su casa para entrenar en Reconquista (Provincia de Santa Fe) durante una semana previa al Sparta.

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Un párrafo aparte para mi amigo Alejandro Almirón que desde el año 2020 apenas termino la ultra de Puerto Madryn (antes de la pandemia) me mando mensaje (eso demuestra su humildad porque con ¿qué necesidad de escribirle a un novato teniendo tantos kms y carreras hechas? para asesorar, guiar, para dar consejos y animar… hasta el día de hoy nos seguimos escribiendo…. Terrible atleta, un trotamundos y excelente persona. El cual no tenía ninguna obligación de darme hospedaje antes de ir al Sparta, pero sin embargo junto a su familia abrieron las puertas de su hogar y me sentí muy bien en esos días que compartimos juntos (aguanten las arvejas de Reconquista jaja). Hemos coincidido tantos los hostel del primer viaje como del segundo también… y los aéreos… gracias amigo.

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Cuando me despedí de mis hijos les dije…. “PAPA VUELVE AL SPARTA A BUSCAR LA MEDALLA QUE SE OLVIDO EL AÑO PASADO”…. Un fuerte abrazo junto a ellos

No quiero dejar de mencionar a Luis primo de Nico que me hospedo en Lanús  Provincia de Bs As)… durante 2 días… solo restaban horitas para la REVANCHA ANHELADA—

Desde Ezeiza coincidí con Dimack hasta Roma y desde ahí solo a Atenas… ya allí ver a Ale, Nico, Patricia, Javier Zanino, Sandra Rolon, Daniel Curiotto, Pablo Barnes, Karina Molinas…. Leyendas como Seppo, Giorgios Panos… se salía el corazón por la boca… acreditación y reencontrarme con mi amigo Italiano Cannito Francesco con el cual nos dimos un fuerte abrazo y mantuve una charla fluida luego de mi primer intento.

Antes de bajar para desayunar realicé una video llamada por zoom junto a mis Pastores Adolfo y Vanesa, Antonnella, Mateo y algunos hermanos de MEDEA, con los cuáles nos reímos un poco, les mostré que me traje todos los papelitos y anotaciones que me regalaron en esa despedida especial y juntos realizamos una oración encomendando todo en mano de DIOS.

Al subir al micro escuchaba alabanzas a Dios…y estábamos a minutos de comenzar la competencia y se veía de fondo el Acrópolis… que privilegio de estar nuevamente en el lugar que quería estar…

Todos los audios que me mando Nico fueron  motivadores… en cada detalle… lo que me iba a suceder en cada km… lo que debía hacer y cómo enfrentar esas circunstancias que se podrían presentar en el camino… y sobre todas las cosas “confía en el plan Sergio, confía en vos… hiciste lo mismo que yo y Patri, todo va a salir bien”…

Debía ser un relojito en cada puesto y avanzar, no detenerme si no era necesario, porque mi ritmo no me lo ameritaba… algo así como un auto de fórmula 1 en los boxes… hay videos de Pablito Casal en las transmisiones en vivo de la página Espíritu Libre… gracias por llevar Pablito el Sparta a cada hogar en vivo y en directo y ser tan amable de responder a cada uno de los mensajes de los seguidores de su página… 

Cerca del km 18 tuve un mal pensamiento: deja de correr, abandona, decí que orinas sangre y tantas mentiras… la mente estaba mandando señales malas… LA MENTE ES EL CAMPO DE BATALLA QUE DEBEMOS CONVENCER Y VENCER CUANDO TENEMOS ESO ATAQUES, ESOS BAJONES, ESOS ALTIBAJOS… y quiero aclarar algo: es mentira cuando dicen que en un Maratón (42 km 195 mts) el muro aparece en el km 30… porque el muro tranquilamente lo podes tener cuando te atas los cordones antes de salir de tu casa, en el desayuno o antes de la largada… en menos de 2 horas tuve digamos “el muro” y solo lo pude superar  alabando y hablando con DIOS TODOPODEROSO… llevaba tan sólo 2 meses en MEDEA y cantaban esa alabanza cuyo estribillo dice: SI TU PRESENCIA CONMIGO NO VA, YO NO VOY A NINGUR LUGAR NO QUIERO LLEGAR, NO VOY A LLEGAR (tenía el timbre de voz de mi hermana en Cristo Thyara Castro)…… y su palabra que dice en Josué 17 SOLAMENTE ESFUÉRZATE Y SE MUY VALIENTE…

El Sparta no solamente es físico y mental sino también espiritual… llega un momento que el sueño, el calor, y tantas horas y kms y kms y kms corriendo solo de noche y otros factores que empiezan a aparecer y debemos superarlo para poder lograr llegar a los pies de Leónidas.

Tuve el privilegio de hacer varios kms con Patricia Scalise… alrededor del km 20 más o menos me acerco a ella y le digo: ¿algo raro está pasando… o voy muy rápido? Y me dijo: vamos bien. ¿Cómo te sentís? Y me recordó las palabras de Nico: confía en el plan, confía en vos, entrenaste igual que nosotros… y cada tanto me atrasaba unos pasos atrás y ella me decía: vení al lado… no quería cometer ese gran ERROR de adelantarme PORQUE LOS PIES DE PATRI VAN DIRECTAMENTE HACIA LEONIDAS, ES LLEGADA ASEGURADA… llegué a Corintos junto a ella y Dimack y allí ya estaba Nico comiendo, hidratándose e intercambiamos un par de palabras…

El primer día hizo calor y el 2do era un horno… cometí el error de no dejar una gorra luego de dejar el frontal: eso que Nico me lo había dicho… cerca de 40 grados hicieron… laaaaaa recuerdo que en los últimos puestos ponía  una botella de 500 mm hielos chiquitos hasta la mitad y el resto agua y me la apoyaba en la nuca… hacia 300 mts y ya me bebía los 500 mm que llevaba en las otras botellitas… era la verdad un sol radiante y demoledor…

Llegué al km 236, y en la estación de servicio SHELL me senté un rato… al lado de un fuente llena de agua con hielo y una esponja, me tiré de cabeza para aliviar un poco el sofocante sol griego… y en ese momento me tocan el hombro y me dicen: que haces loco? Zurdooooooo carajoooooooo… ¿saben quién era? Nico mi entrenador, aún yo sentado como alucinando si era o no le dije: ¿que haces acá? Te hacía ya en Sparta tomando una rubia…. Y me dijo levántate quedan 10 km y LLEGAMOS…  

CHECK POINT 74 a 2,5 km de llegar a Leónidas…  3 horas a favor… no lo podía creer estaba por ser FINISHER junto a Nico, mi entrenador… y desde allí hasta tocar los pies de Leónidas caminamos y ahí empecé a llorar… la gente de los locales salía a aplaudir a decir MARADONA… MESSI porque reconocen nuestra bandera Nacional, nuestra bandera es UNICA, ES HERMOSA… Y al faltar algunos mts siento un fuerte abrazo y era Cannito Francesco un italiano, con el cual nos mandábamos msjs luego de mi primer intento… y siempre me decía “LO VAS A LOGRAR”… y vi en su rostro lágrimas de alegría y me dijo….”ADELANTE, EL REY TE ESPERA”… y fuimos abrazados con Nico todo el tiempo hasta tocar los pies de Leónidas…

NUNCA DEJEN DE SOÑAR… SOÑAR ES GRATIS… SOLO NO SE LOGRA AQUELLO QUE NO SE INTENTA… SI YO PUDE, UDS TAMBIÉN…

LA GLORIA ES PARA DIOS…

Sergio «zurdo» Robles finisher del Spartathlon 2022

Agradecimientos:

  • A mamá por amor incondicional: luego de entrenar, ya lavaba mi ropa y estaba lista para el próximo entreno y a las comidas en sus horarios: un verdadero equipo.
  • a Fígaro mi peluquero y profe Luis Idiarte, ellos fueron las primeras personas que me dijeron “corre flaco, te va a ir bien”, bastaron esas palabras alentadoras para animarme a correr.
  • A Cristian Smilovich de Puerto Madryn que cuando corrí por primera vez mis 6 horas me dijo: Sergio no hay vuelta atrás… no vas a querer correr más 10km. Acordate… y así fue.
  • A la Familia Ormeño, Barrionuevo Julio, Juan Pescara, Yoni Burgos, Esther Elías, Gabriel Gutiérrez …

Al llegar al aeropuerto de Comodoro Rivadavia estaba mamá, Juancito y mi amigo Gaby… abrazos interminables y les digo bueno vamos y en eso siento unos pequeños abrazos en mi cintura: eran mis hijos SAMUEL Y LUDMILA…. Y fue inevitable no llorar, me temblaban las piernas y les dije: ”PAPA TRAJO LA MEDALLA QUE LES PROMETÍ”…

Y en caleta me esperaba mi papá, hermano Claudio junto a su familia, amigos, compañeros de trabajo y hermanos en Cristo de MEDEA… y salió caravana hacia el Monumento al Obrero Petrolero, más conocido como el GOROSITO. Fui en la moto de mi amigo Criado “Diño” en su moto Honda econopower, más conocida como C- 90. Y mientras estábamos en el GOROSITO llegó el coro KENNEDY, guauuuu que privilegio por parte de Dios…

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Crónicas, Running, Spartathlon, Ultrarunning

SPARTATHLON 2022 – DIMACK REYT

5 diciembre, 2022

Ha pasado más de un mes de mi regreso de Grecia y este fin de semana participé de una carrera, por primera vez, desde el Spartathlon. Fueron 15km que me llevaron una hora y veinte, confirmando que el tatuaje cicatriza más rápido que los músculos.

Mi historia con el Spartathlon comenzó allá por el año 2012 cuando me relacione con unos corredores que conocía de distintas carreras. Si bien yo había corrido algunas maratones e incluso un par de Iroman, ellos ya habían corrido ultras de 100km y fue justamente de ellos que escuché por primera vez la palabra Spartathlon. Consolidamos el grupo y la amistad, corrimos algún ultra de montaña y en el año 2016 mis primeras 6hs de ruta en la ciudad San Pedro.

Ya no hubo vuelta atrás.

El Spartathlon se volvió el objetivo en mi mente y me llevo 3 años lograr la primera clasificación corriendo en una carrera de24hs pero lamentablemente dicha clasificación luego la perdí con el sorteo y la pandemia. En octubre del 2021 volví a lograrla y luego de pasar por la angustiante lista de espera, el 25 de mayo me llego el mail con la noticia de que sería por fin de la partida. Desde ese momento, además de ajustar con mi entrenador los entrenamientos y la preparación física, me aboque a un aspecto que creo que fue fundamental para conseguir terminar esta dura prueba en tiempo y forma.

Me dedique a ver videos, leer y releer crónicas. Arme planillas comparando tiempos y ritmos de otros finisher con los que podía compararme. Sabiendo que ya pasados mis 53 años y con mis antecedentes como corredor llegaría con lo justo, no podía fallar en ningún aspecto de la logística, la alimentación y la hidratación durante las 36hs. Así fue que escribí y estudié de memoria las distancias y los tiempos de corte de los PC que tomaria como referencia, los ritmos, las paradas, lo que encontraría en cada una de las 6 bolsas que enviaría a los puestos. Una bolsa por cada maratón en la que organice mi carrera.

Con todo esto en la cabeza, llegue a Atenas el domingo al mediodía, con la intención de tener tiempo de adaptarme al clima y el cambio de horario, además de hacer algo de turismo. En un hotel del centro nos encontramos con Javier y Sergio, otros dos corredores argentinos. A pesar de largas caminatas turísticas y de evitar la siesta, me fue muy difícil conciliar el sueño. El nivel de ansiedad era muy alto y sumar horas de desvelo me tenía más preocupado aún. El martes por la tarde llego Karina desde Paraguay y el miércoles nos trasladamos juntos a Glifada a ocupar los hoteles que nos asignó la organización.

A los argentinos nos tocó el Oasis, epicentro de la carrera, allí tuve el lujo de conocer personalmente a figuras de nuestro ultra, como son Nicolas, Patricia, Pablo y Virginia. Estrellas al alcance de la mano que gentil y amablemente nos brindaron su luz. Llego la hora de la acreditación, ese trámite donde recibimos el kit con el número de corredor, el chip de control y se firman algunos papeles. Mientras lo hacía me invadió una creciente sensación de emoción, miedo, excitación y añoranza, al ver que por fin estaba dentro de la carrera por la que tanto había esperado. Salí al patio trasero del hotel buscando un rincón solitario en donde me senté a llorar desconsolado. Javier y Sergio se acercaron y se sentaron a mi lado sin decir palabra, respetando ese momento tan personal y emotivo.

Pasado aquel momento tomamos unos mates y a partir de allí fue todo calma y tranquilidad, una especie de desahogo que permitió que esa noche durmiera bien y de un tirón, al igual que la noche del jueves previa a la largada. Cuando el viernes por la madrugada bajamos del micro en la zona de la largada, me encontraba en paz y tranquilo como nunca antes en otra carrera a pesar de que estaba en la salida de la carrera de mi vida.

Disfrute mucho ese momento, gente de más de 50 países reunidos con el mismo objetivo, locutores hablando en cinco idiomas, fotos abrazos y el ansiado disparo de salida.

Había llegado la hora de la verdad.

Partimos antes del amanecer a las 6:45hs del viernes. Este año nos regalaron 15 minutos debido a que en algún lugar (que nunca supe cuál era) había unas reparaciones en el camino y se agregaron al recorrido unos 1400 metros, como si 246km no fueran suficientes. Desde los pies de la acrópolis fuimos tomando distintas avenidas que nos sacaban del centro de Atenas en dirección al puerto de Pireus. Mi plan era correr una hora y media o dos en forma continua y luego alternar 12 minutos de trote por 3 minutos de caminata. Buscaría tener un ritmo promedio de 6:10 a 6:20 el kilómetro los primeros 80km. Apenas comenzó a amanecer la temperatura subió y el calor se hizo sentir fuerte desde temprano y a los 20km sentí necesario mojarme, ponerme hielo para controlar la temperatura. En esta edición el calor fue determinante y provoco más abandonos que de costumbre. Yo seguía con mi plan y tomaba dos o tres vasos de agua en cada puesto, recargaba las botellitas del chaleco y me ponía hielo dentro de la gorra (a veces también dentro de las mallas sobre los cuádriceps).

Temprano durante algunos kilómetros corrí cerca de Sheila, nos pasamos algunas veces hasta que dejé de verla. Un poco más adelante entrando a Elefsina alcance a Nicolás Kierdelewicz, íbamos pasando la zona de las refinerías, por el gusto y entusiasmo de correr con él deje de lado algunas de las caminatas. Antes de llegar a Megara se fue adelantando y ya no volví a verlo hasta el CP22. En Megara se cumple el primer maratón que pase en 4hs y 18 minutos. Allí me esperaba la primera bolsa de donde saque la dosis de recovery (lo prepare y lo tome), puse más geles en la mochila y seguí por una ruta que empezaba a bordear el mar. Creo que esa es la zona más linda de la carrera por las vistas que ofrece. Las constantes subidas y bajadas hacían que de tener el mar casi al lado nuestro, lo viéramos en pocas cuadras desde unos 50 o 60 metros de altura. Un mar de un azul inolvidable.

Allí el plan de trote por minutos cambio por uno dictado por las pendientes. Pero la lucha no era esa sino contra el calor y la deshidratación. A las 6hs de carrera todavía no había orinado nada así que forcé la ingesta de líquido en cada puesto y cuando al fin lo hice tuve una clara señal de que la cosa no iba bien, un chorrito color Coca-Cola. En las dos mesas siguientes pedí una botella de litro y medio de agua y las tomé enteras, la cantidad de sal que tenía sobre la piel parecía arena. Continúe tomando mucha agua hasta que note las manos hinchadas, las capsulas de sal que tomaba (de a dos por hora desde el medio día) y los geles no estaban siendo suficientes. Estaba hiponatrémico y si no lo corregía pronto estaría fuera de carrera.

Decidí comenzar a comer sal a puñados que sacaba de saleros que había en las mesas, lo seguí haciendo hasta el último CP. En el kilómetro sesenta, aproximadamente, me sorprendió alcanzar a Javier. Me cuenta que venía sufriendo calambres en los gemelos, hablamos sobre el calor y la hidratación, avanzamos juntos un rato pero después no quiso seguir mi ritmo. Yo creía estar dentro de los planes así que seguí como lo venía haciendo. Unos kilómetros más adelante me alcanza Patricia Scalise quien según sus propias palabras “entra en una de sus muertes” y se queda. Después me vuelve a alcanzar sobre la pasarela que cruza el canal de Corintos, me pega un grito, freno y sacamos unas fotos.

Este es uno de los momentos emotivos de la carrera ya que el canal marca uno de los hitos del Spartathlon. Llega el Sergio el Zurdo y terminamos de cruzar juntos, a la salida de la pasarela estaban Alejandra (otra corredora argentina que había salido de carrera) Marcelo y Marta alentando nuestro paso. Llegamos a CP22 en el kilómetro ochenta y el Zurdo me recuerda que ahí teníamos que comer, eran las 15:30hs y llevaba unos 50 minutos por delante del tiempo de corte. Tomé un descanso de unos diez minutos, comí un buen plato de pasta y mi dosis de recovery sentado en una silla a la sombra. Desde allí vi que Nico, Pato y el Zurdo salían del CP22 pero yo no estaba listo para seguirlos y ya no volví a verlos. Desde allí seguí solo por un camino rural flanqueado por olivares y su riego artificial, quintas, plantaciones y el siempre presente sol. Paso la plaza de antigua Corintos y sigo alternando trote/caminata según las pendientes, iba pasando la tarde y me sentía bien. salían de la escuela unos chicos que nos acercaban cuadernos para firmar y me paro a firmar algunos.

A eso de las 18:20hs paso por el kilómetro 100 en 11hs 30min, casi una hora delante del corte. A partir de allí comienza una fuerte subida hasta Nemea pero sin embargo no tengo de esa etapa ningún recuerdo claro, lo note después de la carrera, viendo algunos videos de esa zona la cual me pareció completamente desconocida. De alguna forma alcance el CP35 en el kilómetro 124 donde tenía remera de mangas largas y campera cortaviento. Me las puse sin registrar la acción, si hubiera estado más lucido me habría dado cuenta de que no hacía falta tanto abrigo. Seguí y en algún lugar antes de llegar a Lyrkia me alcanzaron Javier y Alejandro. Su compañía me despertó y seguimos corriendo juntos, Javier venia vomitando desde temprano sin encontrar solución. Ale marcaba el ritmo y nos invitaba a “tirar un poquito” cada vez que la pendiente nos permitía trotar. Al día de hoy no recuerdo con seguridad si me quede dormido en algún puesto de control o si camine medio dormido muy lentamente por aquellos momentos, me inclino más por esto último. Fue un tramo muy malo que me llevó más de siete horas avanzar 45 kilómetros.

 Llegamos a Kaparelli que es un pequeño pueblito antes de las subidas en zigzag que llevan a la base de la montaña. Allí tomé tres vasos de sopa de arroz y fue la última vez que estuve sentado. Llegando al puesto de control de la base de la montaña, algún lugar oscuro aparece Pablo que me saluda, me alienta, me avisa que voy 18 minutos delante del corte y me empuja hacia arriba. A poco de entrar en la senda de subida me pasa Alejandro y no pude seguir su ritmo de subida. De a poco termine la subida y la pase bien, bastante más duro fue bajar ya que era un camino de mucha pendiente cubierto por pequeñas piedras que rodaban bajo mis suelas y los cuádriceps muy cansados para frenar hicieron que terminara sentado en el suelo dos o tres veces. Quise parar en el puesto de control que marcaba la salida de la montaña a sacar piedritas de las zapatillas pero al verme una persona del CP, en tono serio y señalando su reloj me dijo: “keep moving”. Solamente llevaba 12 minutos delante del corte.

Allí en ese momento largaba mi tercer “carrera” que ahora seria contra el reloj. Tenía mucho, mucho sueño quería sentarme a descansar pero ya no había tiempo para ese tipo de lujos. La carrera me estaba mostrando los dientes y no era tiempo de asustarme. Estaba en la carretera solo, me gritaba “despertaté” y me daba cachetazos en la cara para no dormirme, cosa que funcionó y poco a poco me fui despertando. Me repetía una y otra vez que no me iba a entregar, que ese era el momento de recuperar tiempo, ya que pronto llegarían otra vez duras subidas. El Spartathlon me estaba mostrando sus cartas y si quería ganar tenía que gritarle la falta aunque solo me quedaran dos negras.

Pase Nestany sin mirar para el costado, en ese tramo adelante a un yanqui grandote y a un corredor finlandés. Un poco más adelante leo en el dorsal del corredor que iba delante de mío un nombre que me suena conocido, reconocí en su pierna el tatuaje de la Philipides run. Era el corredor griego Georgios Panos. Corrimos un rato juntos y luego sin querer lo deje atrás. Alcanzo el CP60 dejo la ropa de abrigo que traía colgada en la mochila, me pongo mangas cortas, preparo el recovery y antes de continuar veo que tenía 20 minutos sobre el tiempo de corte, algo había mejorado. Llegan otra vez las fuertes pendientes y el calor había vuelto a ser abrazador. Seguía metiendo sal a puñados y todo el líquido que podía. Lo último solido que había comido fue la sopa de arroz de Kaparelli. No sentía hambre, solo sed.

Dejo atrás Tegea la ruta sigue subiendo fuerte en busca de la famosa autopista, alternando pendientes muy marcadas con pequeños rellanos. La marcha forzada de las subidas me ponía los muslos al rojo vivo y cuando la pendiente aflojaba quería descansar, pero llevaba bien grabada una advertencia de uno de los tantos relatos que había leído sobre la carrera. Era el relato de un español que decía: “Si en el segundo día de carrera te encuentras caminando en los llanos o en bajadas, estas fuera”. Ni bien podía cambiaba la marcha por el trote y aunque los primeros pasos de trote me dolían lo indecible, una voz dentro mío me decía convincente, que así debía ser, que si estaba corriendo esa carrera tenía que doler, que estaba incluido en el precio.

En determinado momento tome conciencia de que estaba en terreno desconocido, nunca antes había corrido más de 186 kilómetros y estaba a punto de llegar a los 200. Lo festeje solo con los puños levantados. En pleno festejo solitario me alcanzó Javier Zannino (corredor argentino) o lo que venía quedando de él. Había seguido con vómitos y sin poder comer, no sé de dónde sacaba fuerzas para seguir avanzando pero lo hacía. Íbamos a la par pero sus movimientos eran muy descoordinados. Cuando llegábamos a un CP se derrumbaba sobre las sillas y su estado me preocupaba. En Atenas nos habíamos prometido llegar a Esparta o caer desmayados en la ruta. En el CP69 a menos de veinte kilómetros del final Javier quedó tendido en un banco al cuidado de los paramédicos que había en ese sitio. Seguí solo y al rato una familia de EE. UU me cuenta, desde su auto, que a mi amigo Javier se lo había llevado una ambulancia.

Pasado el kilómetro 220 cuando pensaba que ya solo me quedaba bajar veo una curva a la izquierda que sabia fuerte, no lo podía creer, miraba para los costados buscando una bifurcación que bajara pero no, volviamos a subir. En esa zona converse con Martin, un atleta checo y con Iván, atleta de Bélgica a quien conocía del hotel. Ahora si eran solo bajadas aunque bajar ya no representara un alivio, bajar también dolía. Reconocí con alegría un CP, luego de una curva, que se encuentra en una estación de Shell a solo diez kilómetros de la llegada.

Un rato más tarde estaba cruzando el puente sobre el rio Evrotas, que sirve de entrada a la ciudad. Al otro lado del puente se llega al CP74, donde por lo general allí se deja la bandera y alguna remera con la que se quiere hacer la llegada. En ese puesto me detuve para hacer ese cambio y dejar allí el chaleco con las botellas y comida que por fin ya no iba a necesitar. Lo que no tuve en cuenta, ni si quiera me acordaba de su presencia, fue que con mi mochila quedaba también en ese puesto, el GPS de control. Quedó allí con baterías nuevas ya que una asistente me había parado en el CP70 y me las había cambiado.

Parece un detalle menor pero esa distracción generó un momento de desconcierto y preocupación entre los grupos de amigos y familiares que me seguían en argentina. Mi señal se había detenido abruptamente a menos de tres kilómetros de la llegada. Pensaron que me había desmayado allí o aun algo peor. Que era imposible que por una cuestión menor dejara la carrera en ese momento. Leyendo después los mensajes entre los integrantes de los grupos, vi que estuvieron unos cuantos minutos muy asustados . Por suerte pronto vieron la transmisión en vivo que mostraba mi llegada y respiraron aliviados. Cosas, pros y contras de la tecnología. Por último agregar que a pesar de estar lejos y ser la carrera más dura que corrí en mi vida, siempre sentí que estaba a la altura de las circunstancias. Tuve siempre pensamientos positivos y auto alentadores. Puedo decir que salvo algunas horas de la mañana del sábado, disfrute la carrera enormemente. Solamente en algunas horas de la mañana del sábado tuve que pelear los kilómetros, obligarme a seguir.

Un par de calles, un par de curvas y estaba en la avenida final.

No tengo las palabras justas para describir el torbellino de sensaciones, euforia, alegría, emoción, orgullo y podría seguir. El público que a pesar de las horas y de ser ya casi los últimos en llegar seguía alentando y felicitando nuestro arribo. Gritaban bravo pero pronunciado las dos veces con v y creo que no voy a olvidar nunca el sonido de esa palabra. Había imaginado que esas últimas calles las haría caminando para grabar más momentos pero no pude. Lo que quedaba de fuerza dentro mío me puso a correr. Me acompañaban Pablo con su cámara, Marcelo que me acerco una bandera argentina y Karina sacando fotos.

No pude contener el llanto.

Subí los tres o cuatro escalones y me encontré cara a cara con Leónidas, ese encuentro con el que había empezado a soñar cinco años atrás. Toque sus pies y los bese como marca la costumbre espartana.

Tarea cumplida, cinco años de preparación, 246 kilómetros de carrera resumidos en un instante que será eterno. Nada importante, nada que nos llene de orgullo se logra de un día para el otro, como dice una canción, tarda en llegar y al final, al final hay recompensa.

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SPARTATHLON 2018 – DIEGO ROJO GARRIDO

22 agosto, 2021

Diego se presentó en la linea de partida del Spartathlon por primera vez y por esas cosas del destino le ha tocado vivir una de las peores ediciones de la historia, sino la peor. Lluvias durante, prácticamente, toda la carrera, tormentas terribles y vientos huracanados. Una estampa apocalíptica que solamente los más fuertes, de cuerpo y mente, pudieron vencer. Diego Rojo Garrido estuvo en ese selecto grupo de vencedores que lograron, a pesar de todo, llegar hasta los pies de Leónidas.

Una gesta digna de los héroes de la Grecia antigua que en espiritulibre nunca olvidaremos.

 

Aquí su historia:

 

 

“SIGUE NADANDO, SIGUE NADANDO (“Dori” en “Nemo”), O LA SUPUESTA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO…”

 

Mucho se ha hablado de la soledad del corredor de fondo y, por extensión, de ultrafondo. Aunque yo me he sentido así en numerosas ocasiones, tanto entrenando como compitiendo, la preparación y la disputa del Spartathlon 2018, ha marcado un antes y un después como corredor popular y como persona.

Los días previos a la prueba, bromeaba con la frase de la compañera azul de Nemo, la “pez cirujano” Dori. El día antes de la prueba, recibí un mensaje de ánimo de mi mujer y de mi hija,  con el famoso “Sigue Nadando” que encabeza este texto, y que me hizo mucha gracia, sin saber que se repetiría en mi cabeza como un mantra durante los momentos más duros del recorrido.

La verdad es que el detalle vino que ni pintado para la ocasión, porque la carrera de este año estuvo marcada por el ciclón Zorba, bajo el cual tuvimos que correr, con rachas de viento que superaron ampliamente los 100 km/h, lluvias torrenciales, tormenta con aparato eléctrico, granizo, barro y desbordamientos en la calzada, con el agua en ocasiones por encima del tobillo, objetos diversos volando, árboles y paneles arrancados de cuajo, y otras dificultades que añadían dureza extra al hecho de tener que recorrer los 246km de la prueba en menos de 36 horas. Como navegante y como montañero he estado en numerosas ocasiones expuesto a condiciones climáticas adversas y frío extremo, pero nunca en una situación de agotamiento tal como la vivida este último fin de semana de septiembre en Grecia.

Los primeros kms hasta Corinto, relativamente planos, se sucedieron de manera más o menos tranquila, y con casi hora y media de adelanto sobre los tiempos de corte, en gran medida gracias a la compañía de Juan Andrés Camacho. Me encontré con él poco después de la salida, al pie de la Acrópolis,  y lo dejé ir alrededor del 60-70, por ser su ritmo superior al que yo podía mantener con comodidad, y por reservar fuerzas para lo que vendría más adelante. Estuvimos corriendo bajo una lluvia suave, que acabó empapándonos, pero la sensación térmica era relativamente agradable.

En Corinto, en el control 22 (km 81), me esperaba mi hermana Maite, mi ángel de la guarda particular, sin el apoyo de la cual dudo que hubiese sido capaz de terminar en tiempo. Allí, como la climatología comenzaba a complicarse, me ayudó a cambiarme de ropa por primera vez, me dio un masaje con aceite térmico para calentar un poco los cuádriceps, que comenzaban a estar doloridos, y comí sentado por primera vez desde la salida. La vuelta al ruedo fue de lo más desesperanzadora, ya que en los primeros metros no era capaz de correr, y tuve que caminar 3 o 4  minutos hasta que volví a entrar en calor y pude trotar nuevamente. Por delante me quedaban ni más ni menos que los 165 kms más duros de toda mi vida. No obstante, a partir de este punto los tiempos de corte se suavizan, por lo que a pesar de lo anterior pude ir aumentando paulatinamente mi margen sobre ellos, hasta algo más de dos horas, que fue lo que me salvó en el último cuarto de carrera, donde iba realmente fundido.

Todos los relatos de corredores coinciden en que a partir de aquí lo normal es caminar cuesta arriba y correr en llano y cuesta abajo, aunque lo cierto es que donde podía correr lo hacía, incluso en las cuestas arriba suaves, con el afán de “guardar minutos” para cuando me viniera abajo, porque en una carrera como esta nadie te salva de venirte arriba y abajo unas cuantas veces.

A partir de entonces, y antes de la llegada de la noche, se desató el infierno. Comenzaron las lluvias torrenciales, el frío por el viento intenso, los pies permanentemente empapados al cruzar las numerosas balsas de agua, y la organización desbordada en algunos controles, donde no había agua caliente para poder tomar una sopa o un té que te reconfortaran por dentro, ya que por fuera no había nada que hacer. Decido entonces abrigarme completamente antes de lo previsto, cambio de zapatillas incluido, en previsión de la entrada en la zona de montaña, en el control 43 (km 148), al que llegué en torno a las 01:00, con unas 2h10´de adelanto sobre el tiempo de cierre. Como no había nada caliente que tomar en el avituallamiento, y el estómago me empezaba a dar problemas por el frío, decidimos meternos dentro de un bar y comer algo a cubierto mientras mi hermana, siempre atenta a mis necesidades, me ayudaba a cambiarme. Salí de allí enfundado en 4 capas, con zapatillas secas, un número más grandes en previsión del edema, y con energías renovadas aunque, como en Corinto, sin poder correr hasta unos minutos más adelante, y con amenaza de tiritona imparable por el choque térmico al salir del calor a la tormenta, mi mayor miedo toda la noche.

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SPARTATHLON 1990 – ADALBERTO MAIDANA

21 agosto, 2021

Cuenta la leyenda que una mañana de 1988, mientras desayunaba, encontró una pequeña nota en el diario, su título decía: «EXIGENTE PRUEBA EN GRECIA», volvió a leer esa pequeña nota una vez más, luego otra vez y después volvió a leerla por cuarta vez mientras un pequeño fuego comenzaba a verse en sus ojos. Algunos recuerdan que como preparación para esa gran carrera intentó correr desde Buenos Aires hasta San Nicolás, unos 250km, falló en ese intento y entonces se le ocurrió correr 24hs en una pista de atletismo como entrenamiento, fue la primera vez que alguien corría 24hs en Argentina. Tiempo después correría durante 36hs como preparación final para su gran desafío en el Spartathlon.

Durante todo ese tiempo, sólo cuatro palabras retumbaban en su mente: «EXIGENTE PRUEBA EN GRECIA»

 

Aquí esta su historia, la primer gran historia de un Argentino en el Spartathlon.

 

Por: Adalberto Maidana

 

LA LLEGADA A GRECIA
Eran las 17.30 horas del 23 de Septiembre, el avión de BRITISH AIRWAYS, procedente de LONDRES, se posaba lentamente en la pista y comenzó a recorrerla hasta detenerse totalmente.
Cuando se abrieron las puertas y bajé por las escalerillas del avión, sentí una emoción muy grande; había llegado a la tan soñada GRECIA, estaba en ATENAS, un lugar del que conocía sus bellezas solamente por comentarios, postales o fotos, y ahora tenía la oportunidad de conocerla personalmente, nadie me lo iba a contar.
Pero a la vez mi emoción era doble, porque además llegaba como deportista representando a mi país, ARGENTINA, a participar en la prueba del SPARTATHLON, la competencia atlética de Ultramaratón más importante del mundo, porque recuerda la gesta de FILIPIDES y además forma parte de la Historia Universal.
Esta prueba se realiza todos los años y en la misma participan los mejores atletas del mundo, partiendo desde ATENAS y finalizando en ESPARTA, al pie de la estatua de LEONIDAS, al final de la Avenida PALEOLOGOU, en esa localidad, recorriendo 250 kilómetros por rutas y caminos de la legendaria GRECIA.
Al salir del Aeropuerto, luego de cumplir con los requisitos de Aduana, fui ubicado por los organizadores del evento, que me estaban esperando (como lo hacían con todos los atletas extranjeros) en la VILLA OLIMPICA del Estadio que lleva el mismo nombre y que se encuentra ubicado en la zona de KALOGREZA, camino a KIFISSIA.
Allí empecé a sentir el cariño y el respeto con que se me iba a tratar de ahí en más, por la Señora MARIANNA VEREMIS, quien tenía a su cargo recibir a los participantes de la prueba, y que desde el primer momento me hizo sentir como en casa, pero en la medida que pasó el tiempo, sentí que todas y cada una de las personas con las que iba a tratar, eran de la misma forma: respetuosos, sencillos, simples y siempre dispuestos a solucionar cualquier problema que se presentara; actitud que no me sorprendió ni extrañó, ya que en BUENOS AIRES, sentí el mismo afecto y buena predisposición, cada vez que solicitaba alguna información a mi amigo ELEFTHERIOS KOUVARITAKIS, quien era el Vice – Cónsul de GRECIA en ARGENTINA y además era un corredor de Maratón.
Los días previos a la competencia, realmente no me fue posible visitar ni recorrer totalmente la ciudad de ATENAS (si lo hice después de finalizada la prueba) pero de lo que pude ver y sentir, además de la belleza del paisaje y sus monumentos históricos, rescato el cariño de la gente del pueblo griego.

EL INICIO DE LA PRUEBA

De la prueba en sí, podría escribir mucho y estoy seguro que me faltaría espacio para poder contar todo en detalle. Si debo decir que fue algo extraordinario, muy emocionante, por todo el entorno previo, por la competencia misma y por la alegría del final.
Trataré de resumir estas emociones que comenzaron el día 28 de Septiembre cuando partimos del PANATHINAIKOS STADIUM, en ATENAS, a las 7 de la mañana con destino final SPARTA, éramos 99 atletas de distintos países del mundo, de los cuales solo 35 arribamos a la meta.
Todos y cada uno de nosotros estaba con sensaciones y motivaciones distintas, en mi caso sentía el orgullo de ser el primer argentino y además el primer sudamericano que participaba en la prueba del SPARTATHLON, pero también tenía la motivación de estar corriendo por lugares donde se cimentó la historia del mundo.
Como mencioné, partimos desde ATENAS, atravesamos la ciudad, bordeamos el puerto del PIREO y luego salimos a la Autopista, para llegar al primer puesto de control de la prueba en CORINTOS, a 82 kilómetros de ATENAS, durante el trayecto comenzó a llover en forma intensa lo que hizo aún más dificultosa la carrera.
Desde CORINTOS, seguimos corriendo hasta NEMEA, pasando por ASSOS, ya era de noche y el frío además de la lluvia se hacía sentir.
De NEMEA, la ruta nos llevaba hasta LYRKEIA, donde llegué aproximadamente a las 2 de la mañana del 29 de Septiembre, llevaba recorridos 154 kilómetros y hacía ya 19 horas que estaba corriendo.
Hasta allí, había sido una prueba muy dura, sobre todo por las constantes subidas y bajadas del camino montañoso. Las luces de las linternas que llevaba cada corredor para iluminar el camino y que fueron provistas por los organizadores, parecían ojos de gatos en la oscuridad, haciendo ver un paisaje nocturno diferente.

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SPARTATHLON 2019 – FEDERICO VITTAR

2 mayo, 2020

Federico es un atleta argentino, que pese a su corta carrera en el mundo del ultrafondo, ya posee en su palmarés el honor de haber estado en el mítico Spartathlon. Este atleta de la provincia de Santiago del Estero, junto a otros ocho compatriotas, consiguió en el pasado 2019 un récord inédito para los argentinos en esta gran carrera.

Aquí su historia

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Por: Federico Vittar.

Aún recuerdo, hace ya 6 años, al poco tiempo de completar mi primer maratón, escuchar sobre las carreras de 100km y luego descubrir el mítico Spartathlon. Para los que vivimos en el norte argentino y creo que para la mayoría que les tocó ir, hablar de esta carrera es hablar de Martín Córdoba (es de los amigos que más conoce sobre el Spartathlon). Es bueno conocer personas, como Martin, que aman y viven esta carrera como nadie.

En mi primer carrera de 100km, en el Ultramaratón Formosa 2018, conseguí la marca mínima para poder inscribirme. Al mes siguiente, en Bolivar, volví a correr 100km y de nuevo pude realizar una marca similar, pero esta vez, planteando la carrera de otra manera. Ese año estaba en mi mejor forma física, ya que por problemas personales no pude entrenar como quería, pero las ganas de competir y disfrutar siempre estaban.

Meses antes de la apertura de inscripción para el sorteo no pensaba hacerla, ya que me parecía apresurado por mi falta de experiencia en 24hs, pero recuerdo que Martin un día me dijo: “vos te inscribes, si sales bien y si no tienes doble chance el año siguiente”. Unos días antes de la apertura me llamó para recordarme que debíamos hacerlo en la semana y ahí dije ME INSCRIBO Y ESPERO.

Recuerdo el día posterior al sorteo, donde informaron el listado (me lo pasó un amigo Pablo Del Pino) yo no quería ni mirarlo, fijarme nada. Sin embargo, cuando vi mi nombre me invadió una gran emoción e incertidumbre, miles de preguntas juntas me vinieron a la mente. Me tomé una semana para pensarlo y asumir el compromiso, había que cambiar muchas cosas de cara al objetivo y una de esas era buscar un entrenador que me acompañe en el proceso. El primero que me vino a la mente en ese momento y con quien me comuniqué fue Fabian Campanini, de quien aprendí mucho y en cada sesión me hizo crecer y ganar confianza en mí mismo.

Llegué a Atenas el martes anterior a la carrera por la noche y lo primero que hice fue sentarnos a tomar unos mates junto con Manuel Méndez. Mucho calor y humedad nos esperaba para los días de nuestra estadía, yo estaba tranquilo y con mi mente enfocada en llegar, le tuve mucho respeto en cada entreno y solo restaba disfrutar de una carrera de distancia, que para mí en particular son más lindas que las competencias por horas.

Hablamos mucho con Fernando Petracci, que me tocó de compañero de habitación. No era la primera vez que compartíamos carrera y siempre fue muy generoso conmigo, durante todo el proceso siempre estuvo para ayudarme. Llego el jueves, envié mis cosas a los distintos check point (CP), charla técnica y el viernes temprano desayunar y subir al autobús que nos llevaba a la largada. Tranquilo y viviendo minuto a minuto muchas emociones, sabía que solo tenía que disfrutar de esta experiencia, estaba muy bien físicamente; solo debía ser prolijo, tener templanza y hacer lo que había planificado.

Largamos con una humedad tremenda, el calor durante el recorrido se hizo sentir (38°C más de 80% de humedad), había que cuidarse y llegar lo más entero posible hasta Corinto (CP22). Seguir con lo planificado para la primera mitad de la carrera. Fui impecable en los parciales, pasando los 42.2k en 4h13´, los 81k en 8h15´, para así llegar al km 124 (poco más de la mitad de carrera) en 13h48’; todo eso lo tenía en mi cabeza grabado. Recuerdo en el antiguo Corinto parar y disfrutar de una cerveza en el CP.

Las horas pasaban y la carrera se iba haciendo más entretenida, la noche caía junto a la temperatura y cambiaban las estrategias para seguir adelante, había que abrigarse, comer para recibir la noche en la montaña. Recuerdo cambiarme en el CP35 y comer unos fideos para comenzar a pensar en lo que sería la montaña que comenzaba unos kilómetros más adelante. Eran las 21hs y venía con un buen margen de tiempo ganado. Pasaron poco más de una hora de ese momento que recuerdo haber tenido una crisis entre la comida que no digería y el cansancio de las horas, esto me costó unos kilómetros de caminata y reencontrarme conmigo mismo para salir adelante, la capacidad para regenerarse en un ultramaratonista es la principal arma.

La media noche llegaba y me encontraba muy bien física y anímicamente, estábamos comenzando a subir previo al monte Partenio, recuerdo correr y reírme a cada momento, alentaba a los que caminaban en las subidas, hasta trataba de charlar y de entendernos (mi ingles era pésimo). A las 17h30 de carrera estaba en el km 159.5, miraba hacia arriba y se veían las luces rojas que señalizaban el sendero por el cual cruzar el Partenio, a esa altura de la carrera quedamos pocos y ya estamos dispersos (al menos en el rango de carrera que me toco ir). Así que lo pasabas solo y debías tomártelo con calma, la subida es lenta y trabada hasta llegar a la cima para encontrarte con el CP. Ahí comienzas el descenso (párrafo aparte merece este), piedras sueltas y bajadas empinadas hacían que sufra, ya que tenía poca experiencia en este tipo de terrenos.

Salías de la montaña, un poco de descensos por la ruta y comienza a amanecer, 25hs de carrera y llegando al km 195 (CP60) donde por error mandé zapatillas y medias, junto a otra ropa. Cambiarme las medias fue el peor error que cometí, ya que tenía ampollas y estas se hicieron sentir con el cambio. Pero solo me restaban 50 kilómetros y sabía que, aunque sea de rodillas, iba a llegar a la meta. El tiempo que ya había ganado (tenía casi 11hs para hacer esos 50 kilómetros restantes) me permitió que nunca se me cruce otra cosa por la cabeza que no sea terminar y disfrutar todo el recorrido que restaba. Sabía que se venían subidas interminables y yo apenas caminaba, ya que las ampollas estaban localizadas en la planta del pie y al correr me hacían sufrir horrores. Caminar y pensar como seguir era lo único que podía hacer, fue ahí cuando descubrí que podía correr y caer apoyando solo el talón (supervivencia y ganas de seguir se podría decir jaja).

Fueron interminables los últimos kilómetros, recuerdo las subidas, bajadas cortas y de nuevo subidas; trotando y caminando como podía, el calor se hacía sentir de nuevo y ya no podía comer casi nada. Tenía el estómago cerrado, pero igualmente siempre intentaba no descuidar la hidratación.

La meta estaba cada vez más cerca y yo no paraba de pensar en todos los meses de preparación, en cada entreno, en cada cosa que había resignado por ese objetivo que estaba tan cerca. Recuerdo que las lágrimas me cayeron en el CP70, donde yo había mandado la remera con la bandera de Argentina. Pero las lágrimas no te permiten correr, había q sacudirse y seguir. El momento más lindo fue desde la entrada a Esparta, en el CP 74 (había mandado la foto de mi hija para que llegue conmigo).

En mi mente estaban sus palabras que me había dicho la última vez que hablamos: “fuerza papá, yo correré contigo”, son cosas que nos tocan lo más profundo del ser, mirar para adelante y ya los niños con sus padres en la vereda esperando en bici o corriendo para acompañarte unos metros. No paraban de alentarte, recuerdo llegar al boulevard y disfrutar de esos 700 metros de calor humano, escuchar tu nombre y ver a Fabián Campanini, Fernando Petracci y Manuel Méndez metros antes de visualizar la estatua del Rey Leónidas. Esos 700 metros finales son algo que guardaré eternamente en mi mente.

Fueron 32h28´ donde disfruté cada segundo, nada hizo que distraiga mi atención del objetivo y así pude terminar la carrera pedestre más importante de mi vida. “Nada vuelve a ser lo mismo después de esta experiencia” (me decían los conocedores) y les puedo asegurar que así fue.

Muchos sueñan y tienen miedo a esta carrera, yo siempre le guardaré un respeto tremendo como a todas, pero la actitud con la cual la enfrenté me hizo atesorar momentos hermosos y únicos que hasta me rio al recordarlos, no me arrepiento de nada, gané experiencia 100%.

Gracias a todos los que me acompañaron y apoyaron, debía escribir la crónica para muchos amigos que me lo pedían y hoy siento que cumplí, ojala me toque estar nuevamente en esa largada y volver a disfrutar de esos hermosos 246km del mítico Spartathlon.

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MI HISTORIA EN LA BR135+ – GONZALO FRIAS.

28 abril, 2020

Gonzalo Frías es un atleta argentino, que posee una conexión especial con la dura carrera de ultrafondo brasileña BR135+. Algunos datos de este atleta: Fue el primer argentino en completarla y es el argentino que más veces ha sido finisher. También es el atleta latinoamericano (no brasileño) que más veces ha completado la carrera de forma consecutiva.

La historia de Gonzalo en esta durísima ultra de 217km merece ser contada, por eso hoy les presentamos el cuarto y último capítulo, de estas crónicas, con todo lo que ha vivido este atleta argentino en todas las ediciones, de la BR135+, en las que ha participado.

Por: Gonzalo Frias.

CAPITULO CUATRO – AÑO 2011.

EL FINAL DE UNA GRAN AVENTURA

Es el mes de enero del año 2011 y mi cuarta participación en esta prueba tan importante en el calendario de carreras extremas en Sudamérica y el mundo. La he naturalizado tanto que a veces pierdo conciencia de lo que ha significado tomar parte y finalizar cada uno de estos retos renovados año a año. Ya todo me resulta familiar: Las terribles e interminables cuestas a lo largo de un inacabable recorrido de más de 200 kilómetros; la hospitalidad de los organizadores,  los colaboradores voluntarios, los médicos asistentes y los corredores locales con varias de los cuales ya he trabado una hermosa amistad y confraternidad atlética.

Cuando arribo al lugar de la carrera, la pregunta de todos los que me conocen resulta inevitable:

-Gonzalo, ésta es tu última Brasil 135 millas? Y la respuesta surge un poco forzada, un poco dubitativa, un poco lastimosa: – Sí, creo que sí…

Para este año tendré el gran honor de contar como mi pacer con una joven promesa del atletismo de fondo y trail de Brasil. Su nombre es Itamar Goes. Su aspecto puede definirlo como una mezcla de maratonista de gran fortaleza física con el de una persona intelectual, siempre con sus lentes y con una voz tranquila, pausada, reflexiva. Para esa fecha nunca me imaginé que tendría el placer de compartir buena parte del duro recorrido de la travesía con quien se terminaría convirtiendo en uno de los principales animadores de la prueba en años posteriores y en uno de los más destacados corredores de resistencia y trail running de Brasil. Pero además de las excepcionales condiciones atléticas de Itamar, él es la persona indicada para convertirse en ladero de un reto tan excepcional:  Tiene una vocación permanente para dar consejos en plena carrera, siempre a modo de sugerencia para no parecer imperativo y para que yo como corredor no sienta que se trata de una sugerencia que, según el modo de transmitirlo, en circunstancias límite como las de la carrera, puede ser interpretada como una imposición más que como un simple asesoramiento.

Como si fuera poco, Tuim Andre Souza Alvim continúa formando parte de mi equipo como motorista y como masajista por lo que son muy buenas las perspectivas de poder alcanzar mi tercer finisher consecutivo en la carrera e incluso poder lograr la mejor marca personal de todas las ediciones corridas.

Otro de los datos importantes de esta carrera es que Susana Segurel, la primera ultramaratonista mujer de Argentina en participar de este evento, tras no poder completar la totalidad de su recorrido el año pasado, vuelve a la carga con serias intenciones de convertirse en la primera argentina en ingresar al olimpo de los finishers de la Brazil 135 miles. Para ello, Susana cuenta para esta edición con su propio equipo y como pacer con una atleta local de muy buen nivel, quien en la edición pasada había compartido conmigo parte del equipo de asistencia.

En la línea de largada estará por primera vez el ultramaratonista alemán nacionalizado costarricense, Kurt Lindermueller, con muy buenos antecedentes, que puede marcar un hito en la historia de la prueba si logra convertirse en el primer ganador de una carrera que desde su primera edición ha tenido el dominio apabullante de los atletas locales.

No será nada fácil el cometido para el corredor alemán-costarricense porque para acceder al primer lugar del podio antes deberá vencer a los locales Adilson Ligeirinho, Aureo Adriano y Ariovaldo Branco, los dos primeros, ganadores de distintas ediciones de esta competencia.

Además, entre los atletas extranjeros, se encuentran nuevamente en la línea de salida, el español radicado en México, Joan Vila, que este año va por la revancha para poder acabar los complicados 217 kilómetros (que finalmente consiguió) y los estadounidenses Jarom Thurston; Anthony Portera y el debutante Chris Roman. En la edición pasada, los tuve a tiro a los dos primeros junto a su compatriota Kenneth Posner y se me escaparon por poco. Este año me he propuesto superarlos.

Debido a los reiterados problemas de ampollas,  en esta edición elaboro una estrategia diferente consistente en encintarme todos los dedos y buena parte de la superficie de ambos pies. Con ello busco adelantarme a la aparición de esta pesadilla del año pasado o, por lo menos, retrasar y atenuar lo más posible los efectos y la magnitud de las mismas.

Como estrategia de carrera, he elegido salir a un ritmo más rápido respecto del que empleaba para iniciar las ediciones anteriores. Me ayudará para ello un doble conocimiento del circuito: El conocimiento personal por ser mi cuarta participación en un trayecto que ha variado poco con el correr de los años y el conocimiento de mi pacer, Itamar Goes, por ser un atleta local acostumbrado a entrenar en este circuito. Ello también genera mayor tranquilidad para mí lo que representa poder enfocarme mejor en mi ritmo de carrera al no estar tan pendiente de la orientación en el recorrido.

Recuerdo haber atravesado por momentos de mucho calor, recuerdo los increíbles consejos de mi ladero Itamar, diciéndome por ejemplo “Gonzalo, pisa los charcos”. -Por qué? Lo inquirí brevemente. -Porque vas a sentir un leve alivio de frescor en tus pies. Itamar tenía mucha razón: Cada vez que pisaba un charco era como aplicarme algo fresco en mi cuerpo sintiendo automáticamente una sensación de alivio importante.

Cuando llegó la noche, como lo hice en carreras anteriores, automáticamente disminuí la marcha y comencé a caminar. En ese momento, emergió nuevamente el consejo de este sabio joven atleta: “Gonzalo, tienes que correr además de caminar. Si lo haces, estarás con muchas chances de mejorar tus tiempos”. Recuerdo nítidamente cómo me molesté en ese momento con este joven atrevido que me llenaba de tantos consejos. Luego, cuando fui cambiando la caminata por trote y corrida, pensé: “Una vez más Itamar tiene razón”.

Superado el meridiano de la carrera, en una de las tantas subidas interminables, diviso tres figuras delante nuestro caminando y trotando con bastante dificultad. “Era el trío de corredores norteamericanos”. Decidí entonces con Itamar aumentar el ritmo de la marcha hasta alcanzarlos y sobrepasarlos a los tres en plena pendiente.

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SPARTATHLON 2019 – ALEX SANTIAGO LOPEZ

13 abril, 2020

Es un gran placer para nosotros, en espiritulibre.com.es, contar con la primer crónica de un atleta mexicano en esta carrera. Estamos hablando de Alex Santiago Lopez, quien tiene una corta pero vertiginosa carrera en el mundo del ultrafondo de pista&carretera. Ha participado en el último mundial de 100km, con su país México y por supuesto, en el mítico Spartathlon griego. La historia de Alex merecía ser contada y nos alegra que nos haya elegido para compartirla.

Aquí su historia.

Por: Alex Santiago Lopez.

La aventura como tal empezó hace aproximadamente cinco años, leyendo un artículo en donde hablaban de la carrera o una de las carreras más difíciles del mundo llamada Spartathlon. Una ruta, casi en su totalidad, de asfalto con una pequeña parte de montaña, pero el 98% en su totalidad era asfalto. Un reto muy pero muy demandante, la carrera comienza desde la base de la Acrópolis en Atenas y culmina a los pies de la estatura del gran rey Leónidas en Esparta, 246km de locura pero sobre todo de gran aventura y mucha adrenalina.

En México la cultura por el ultramaratón o ultradistancia se confunde, mucha gente cree que simplemente el hecho de superar un maratón o una carrera de 50km ya nos hace ultramaratonista y para mí, al menos, es una cuestión que va más allá de la cantidad de kilómetros. La ultradistancia o ultramaratón de ruta es, a mi entender, una lucha de mente/cuerpo y la sincronización total de estos dos componentes para poder lidiar con las adversidades. El poderte conectar y mantener un ritmo por muchas horas, incluso días. Ese es el verdadero reto y es en mi opinión la esencia del ultramaratón.

Hablar de ultramaratón, en mi país México, siempre lo asociamos de inmediato con la montaña. En muchas ultras en montaña, los ritmos pueden ser variados y más pausados. Dos maneras muy diferentes de ver a el ultramaratón, las dos maneras he experimentado y puedo decir que el ultramaratón de ruta es una auténtica lucha.

En mi locura por descubrir más de esta fascinante carrera decidí buscar más información. La inquietud por saber más y más había despertado, había nacido el deseo por querer buscar una posibilidad de soñar con ser uno de los pocos mexicanos en lograr esa gran hazaña. Comencé a leer artículos de los mexicanos, el pionero Luis Guerrero, Frankie Val (Francisco Valenzuela de Sonora), Iván Gean Dagnino Márquez de Sinaloa y Rubén Barrera. Cuatro mexicanos en la historia de aquella mítica carrera, sumando a un gran representante en la actualidad de México, Marco Antonio Zaragoza, actual poseedor de la mejor marca mexicana y ya con tres finishers en su haber.

Con el deseo de querer formar parte de esos grandes personajes, pero sobre todo de vivir ese gran sueño. Con el gran reto de culminar a los pies del gran Leónidas el Spartathlon, decido buscar la manera de como lograr la marca para poder entrar a el sorteo y así obtener el derecho a estar ahí . Busco información de cómo poder hacerlo (tiempo para calificar 100km en menos de diez horas) y me encuentro con el selectivo nacional Silvia Andonie en Monterrey, Nuevo León, México.

Esa era la única carrera en México avalada por la IAU que me podía dar el tiempo que requería para poder entrar a el sorteo y así poder tener una posibilidad de obtener una plaza para el Spartathlon. Ahí fue donde conocí a Marco por primera vez, hace ya tres años. Fue en esa misma carrera en donde por tres ocasiones distintas, intente lograr esa marca, quedándome corto sin poder lograr mi objetivo. En esa última ocasión, en el 2017, me frustre tanto que ya había decidido retirarme de las carreras. El trabajo de todo un año se había ido a la borda. El haber conseguido el segundo puesto en el nacional y quedado a unos minutos de mi objetivo no era suficiente. Pero dicen (me convenzo cada día más de que es así) que cuando algo es para ti aunque te quites y cuando no, aunque te pongas. Para mi sorpresa, me hacen la invitación para formar parte de la selección mexicana de ultradistancia para participar en el mundial de 100k en Svety Martín Na Muri en Croacia. Tenía que esperar un año más para mi cita con Leónidas, ya que primero tenía que ir a buscar mi oportunidad para poder conseguir mi boleto y fuese digno de ello. Tenía que ir a Croacia a conseguirlo y comenzó la aventura nuevamente, platicándolo con mi familia y mi fiel apoyo Arturo (de mi partición #ForEverTrail) emprendemos un plan de acción para poder asistir a el mundial y conseguir a como diera lugar la tan ansiada marca. Nos ponemos manos a la obra con una serie de rifas para recaudar los recursos y con la venta de mis botanas. Logramos armar el viaje a tierras croatas, el objetivo era claro, yo quería ir a el Spartathlon y eso se había convertido en el sueño de mi vida. No había día que no durmiera y pensara en poder estar ahí, llegando a los pies del mismo Leónidas .

El 14 de agosto del 2018 jamás lo olvidaré, ese fue el día que perdí a la que por seis años había sido mi compañera de vida. Un golpe tremendo para mí a unas semanas de irme a Croacia ya con casi todo listo. Me había quedado sin nada, literalmente, porque también en días posteriores a su pérdida se habían metido a robar a la casa y la habían dejado completamente vacía (hasta se llevaron las cortinas).  La tarjeta bancaria, que ocupe para recaudar todos mis fondos para mi viaje, la habían vaciado y no tenía ni un solo peso para ir a el evento en Croacia. Ya no tenía ganas de nada, pero como siempre mis amigos y mi gran apoyo Arturo me dieron el valor y apoyo que necesite. Y sin ganas de nada, ya no tenía ningún sentido para mí, me subí a el avión a cumplir con el compromiso. Me sentía tan comprometido con tantas personas que habían aportado para ese viaje que como pude, junto con mi gran compañera Fernanda Sandoval (otra seleccionada y mi inseparable amiga) fuimos a intentar conquistar ese mundial.

Totalmente desecho, el día previo a la carrera decidí cambiar el chip, porque en ese entonces sólo se me iba el tiempo en puro llorar. Con trece kilos menos y con muchos días sin poder dormir un sólo instante me dispuse a enfrentar esos 100km. No puedo decir que di lo mejor posible pero si di lo mejor que pude dar ese día. El 7 de septiembre del 2018 será inolvidable, contra todo y a pesar de todo logré mi marca, en un circuito muy pero muy difícil por las condiciones climáticas. Veía como caían corredores fulminados por el fuerte calor y en esos momentos yo me repetía en mi mente: “Alex si te sientes muy cabrón, ahora es el momento de demostrarlo, sé digno de estar aquí y has que todo valga la pena. No te quiebres cabrón, venga tú puedes”. Le gritaba a mi viejo que está en el cielo cuidándome, desde hace ya muchos años, «padre no me abandones ayudarme por favor, tú sabes cuánto deseo conseguir mi pase para ir allá”.

Mi tiempo final fue 9:28hs y con el conseguí lo que tanto anhelé. Contra todos los pronósticos lo había logrado, había conseguido mi marca para poder meter mi solicitud. Mi filosofía había resultado «los sueños son para cumplirse, cuesten lo que cuesten».

Con el paso de los meses y ya más tranquilo y psicológicamente más completo, emprendimos el camino. Día a día cobraba más fuerza, como el sueño que tanto anhelaba. Metí mi solicitud para ver si tenía la fortuna de ser un mexicano más en la historia del Spartathlon y con el registro 2537 estaba en la lista de sorteo (el cual se efectuaría el día 6 de marzo). El día previo del sorteo no pude conciliar el sueño, sabia y algo me decía que estaría ahí, que el trabajo de mucho tiempo por fin tendría su recompensa. Y así fue, por la tarde me mandó un mensaje Arturo diciéndome que lo había conseguido, que había sido uno de los 2 mexicanos seleccionados. No podía creerlo, pensé que estaba bromeando, no me caía el veinte. Por fin lo había conseguido, en ese momento no me importo nada más que el saber que lo había logrado había quedado el listado final, era uno de esos cuatrocientos corredores (eso aún no lo creo).

Pues manos a la obra, a comenzar los ahorros y la misma mecánica como cuando el mundial. Las rifas y la venta de las botanas para poder cubrir la cuota de inscripción y posteriormente el vuelo para Atenas. Pero para que todo valiera la pena, había que hacer un plan de preparación exhaustivamente y empezar mi entrenamiento para llegar lo mejor preparado y ser finisher, ese era el objetivo. Comenzamos a hacer distancia en asfalto, tiradas largas de 100km, desde indios verdes hasta Pachuca centro, en la laguna de Zumpango, en un circuito de 20km. Era mi patio trasero, el parque ecológico de los dinamos, eso sumado a más mis entrenamientos diarios de 19km. Levantarme a las cuatro de la mañana para sacar mis dos horas de entrenamiento y posteriormente irme a mi trabajo. Sacrificar mi horario de comida para entrenar y entrenar, después de una jornada de doce horas de labores, más un trayecto de tres horas más para llegar hasta casa, dormir un poco y repetir la rutina diaria. Pero yo era feliz y el objetivo era claro, estar en el Spartathlon. No iba a ir tan lejos en mi sacrificio para no conseguir ser finisher.

Los meses transcurrieron y como un cavernícola (siempre lo he dicho), me he ido transformando en lo que soy ahora. Los tutoriales en YouTube si sirven, aunado a ello conocí a la que ahora es mi apoyo incondicional, mi compañera, mi especialista en mi nutrición mi nutrióloga y pareja, Leslye Komukay (#komukaynutricion). Una buena nutrición junto con una buena preparación es muy importante y da excelentes resultados. Llego también #Runfitnessmx apoyándome con sus excelentes productos, todo lo necesario para mi preparación. Me sentía más fuerte cada día y ya no estaba sólo (aunque en realidad, nunca lo estuve porque forevertrail siempre estaba atento a mis necesidades y preparación).

Ahí está el comercial muchachos jajaja, comienzo a complementar mi preparación con carreras de larga distancia, la más significativa para mí, fue mis tradicionales 100 millas de villa del cabrón, que ese año se darían en la fecha de mi cumpleaños. Imaginando que por ser así este año sería el bueno pero no fue así, una caída antes del kilómetro treinta me haría una mala jugada y tendría que lidiar con el fuerte dolor durante casi todo el resto de la carrera. Todo raspado y bastante maltratado pude conseguir un 2° lugar y así tener que esperar un año más para intentar lograr el triunfo. Pero el objetivo era claro, cuidarme al máximo, no arriesgar de más y seguir con la preparación. Me quedaba satisfecho con mi resultado.

Entonces llega en el mes de julio y con él mi gran prueba de fuego, mis primeras 200 millas. Las que fuesen las primeras 200 millas de México, con el objetivo siempre en mente y con la incógnita de que me depararía. Cuidándome ya al máximo de una lesión que a estas alturas me pudiese dejara fuera de mi gran sueño, nos lanzamos a la aventura en el hermoso estado de Oaxaca México. En un principio dudé mucho en participar pero después de analizar bien la situación, decidí que la verdad no podía perderme esta primera edición. Agradeciendo siempre la invitación y el poder estar ahí a el organizador Jorge Abdala Marín a todos sus colaboradores y todos los oaxaqueños. Pero sobre todo a aquellos que participaron he hicieron posible esas primeras 200 millas de México. Gracias infinitas, ahí ganamos todos o yo así lo vi. Un servidor consiguió el segundo lugar, aunque en un lapso de la carrera analice seguir o detenerme, pero jamás he abandonado una carrera y ahí estuve a nada de hacerlo. Un fuerte hematoma en mi pie izquierdo en el kilómetro 140 casi me deja fuera, no quería arriesgar de más, el Spartathlon estaba a la vuelta de la esquina y una lesión ahí me dejaría fuera y no podría recuperarme. Esa noche vi tan mal mi pie que solté en llanto, pero me coloque una pomada y le pedí mucho a mi viejo que me ayudara. Del cansancio me quedé dormido por un par de horas y cuando desperté mi pie estaba como si nada, lo cual me animo mucho para poder seguir corriendo y conseguir completar la carrera. Estaba listo, sólo un par de entrenamientos largos para cerrar preparación y llegar a punto, lo demás se daría por añadidura pero físicamente estaba listo. Y psicológicamente esos logros había inyectado lo que necesitaba, confianza en mí y vaya que así fue.

Comencé a contar los días y las horas, estaba muy ansioso pero sobre todo muy emocionado. Estaba a nada de irme y supe que mi mayor motivación iría conmigo, mi hijo, iría conmigo. Su abuela le había dado su regalo de cumpleaños y era el acompañarme a la hazaña. Para mí fue más que un revulsivo, me sentí muy comprometido y tenía mucho miedo de fallar en algo que era tan importante para mí. Tenía miedo de que mi retoño estuviera ahí para ver a su padre, en el que consideraría el mayor de mis fracasos, pero no sería así ya que su mami también nos acompañaría. Vaya sorpresa para mí, yo sin ningún problema por ello ya que para mí es alguien importante la mami de mi hijo y el poder estar con su hijo en algo tan importante para el me llena de felicidad y así emprendimos el viaje.

La noche del 23 de septiembre salimos del aeropuerto de la ciudad de México, nuestro destino Atenas, Grecia. Pero antes tendríamos que hacer una escala de muchas horas en París y con poco presupuesto habría que adaptarse a las circunstancias. Dormir donde fuese, pues una noche en Paris nos costaba entre ochenta y cien euros. La patria estaba pobre pero muy feliz de poder emprender esa aventura, llegamos a París a las dos de la tarde y no podíamos desperdiciar la oportunidad de estar en ese bello país. Platicando con Ram y Silvia decidimos salir rápido del aeropuerto hacia la famosa Torre Eiffel, ya que habíamos brincado el charco que más daba, claro que sin perder nuestro vuelo a Atenas. Dicen que dios es grande y así lo creo, entre nuestra búsqueda de rutas en el metro y como movernos, nos encontramos a un grupo de mexicanos los cuales iban para Israel y estaban haciendo la misma escala que nosotros. Aprovecharían para salir también de tour y como clásicos mexicanos nos pegamos con ellos y nos fuimos en su autobús del tour. Muchas gracias al padre, porque era un sacerdote,  que no recuerdo en nombre y a todo el grupo que nos apoyaron para poder hacer el tour con ellos, por una moda cantidad muy accesible conocimos París. Ya con el tiempo bien corto regresamos al aeropuerto y pudimos alcanzar nuestro vuelo para Atenas a tiempo.

Súper felices y muy cansado pero sobre todo hambrientos porque ahorramos hasta lo mínimo y sólo hacíamos las comidas de los aviones. Llegamos a Atenas, para nuestra suerte, en el mismo vuelo iban los amigos paraguayos Kari Molina, Diego Piris y el gran Fabian Duarte el famosísimo YACA, un argentino de historia en el ultramaratón. De verdad que unos amigos, como se dice aquí en México, «atodisima madre». A ellos los esperaba Marco Antonio Zaragoza Campillo y por ende pues nos fuimos todos juntos a Atenas. Ya era la madrugada y había que descansar ya que ese mismo día, por la tarde, iríamos a instalarnos al que sería nuestro hotel de concentración en Glyfada. Ya un poco más descansados decidimos, el contingente mexicano ya con Marco como nuestro guía (yo la verdad, no sabía ni qué onda) decidimos visitar la Acrópolis, un relax antes de emprender la aventura no nos caería, nada mal esa tarde de relax .

Los nervios se apoderaban cada vez más de un servidor, llegaba la hora de ir al hotel/sede para la delegación mexicana, conformada por sólo tres integrantes: Iván, Marco y yo. Ver a las otras delegaciones, conformadas por muchos atletas, era triste pero a la vez muy motivante porque daríamos lo mejor y verían que estos mexicanos eran poquitos pero bien chingones y también cabrones. Ya instalados y compartiendo hotel con Irán, Estado Unidos y Japón, fuimos a recoger los números, le había llegado la hora el novato, ya estaba con número en mano y con lo que ahora guardo como uno de mis más grandes tesoros, las memorias del Spartathlon. Libro que sólo le entregan a los que van por primera vez, la memoria de 37 años de carrera estaba en mis manos y yo muy emocionado. Con el paso de las horas los nervios eran inminentes, Iván trataba de calmarme dándome sus recomendaciones y quien más que un experimentado que te comparta. Me dice: “Te va a ir bien mi Alex, tú eres mi campeón, eres un «León rasurado», Marco ya se la sabe, pero tú traes todo. Traes lo más importante, el espíritu y deseo, lo vas a lograr, ya lo verás. Pero algo muy importante: NO SALGAS CON TODO, RESERVATE porque si no la vas a hacer, ojo Alex NO TE VAYAS A REVENTAR”

Llego la hora de la charla técnica, la cena y descansar, lo cual no pude ni un instante, aparte de que estaba súper nervioso, los ronquidos de Marco no me dejaron (perdón pero tenía que decirlo) Dormía como bebé, pero roncaba como tráiler frenando con motor en autopista pinche cabrón no me dejo dormir nadita. Me levante a darme un regaderaso y prepararme con tiempo, no quería sorpresas. Ya listos el autobús nos esperaba para salir de nuestro hotel en Glyfada hacia la base de la Acrópolis en Atenas donde iniciaría nuestra aventura. Para esto ya la familia de Iván, su esposa, su mami y mi hijo y su mamá Silvia ya estaban esperándonos ahí en la salida con el nervio a tope porque no podía creer que estuviera ahí cumpliendo mi sueño. No pude llorar de la emoción, sólo me quedé en shock, fotos y más fotos y mi hijo viéndome a la distancia. Después se acercaron a desearnos éxito y comenzó la cuenta de 10, 9, 8 ….2, 1.

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