Es curioso, que en realidad todo fue casi tan bien como yo podría haber esperado siendo realista. TGC había estado en mi lista de carreras pendientes desde hacía un par de años. Las descripciones de los amigos me intrigaban, encontré atractivos esos desniveles en el circuito: un circuito que atraviesa toda la isla y sus características geográficas (toda la isla!), viajar a un país extranjero, a una competición de primer nivel, una carrera larga pero aun así sub 100-millas. Sin embargo, apenas pude hacer el viaje debido a que una persistente punzada en la espinilla me dejó lamentablemente muy mal preparado para tantos kilómetros y con la temporada recién comenzando. Aun así, cuando mi espinilla mostró signos de mejoras dos semanas antes del día de la carrera, puse mi fe en mis constantes entrenos en cuestas con los esquíes durante los últimos dos meses y en varios informes que decían que el circuito era empinado y técnico (es decir, que iba a tener muchos tramos para caminar) y entonces comencé a hacer algunos preparativos de último momento para la carrera.
-Reportado, 28,000′ de vertical.
-Mi Suunto Ambit 3 GPS track.
Gran Canaria
Joe y yo tuvimos la suerte de pasar la semana de la carrera con nuestros compañeros de equipo Buff en el campamento de El Garanon, unos bunkers de literas un poco espartanos sólo a unos cientos de metros debajo del punto más alto de la isla – Pico de las Nieves (1938m). Este campamento sería el avituallamiento del kilómetro 82 durante la carrera y el impulso a la última subida importante de la carrera antes de la bajada maratoniana de camino de regreso hasta acabar en la playa en Maspalomas.
Pasar los días allí arriba nos dio un sabor por el no-resort en comunidades y la cultura de la isla, que mejoró significativamente nuestra opinión del lugar y nos dejó con una buena mentalidad de cara a la carrera. Los alojamientos oficiales y la línea de llegada componen una abominación de hoteles corporativos, sin alma aparente, frecuentados aplastantemente por turistas, interesados solamente en saquear los opulentos buffets, tomar el sol al costado de una piscina, y tal vez, jugar un par de hoyos al golf (en medio de uno de los paisajes más áridos que he visto). Divertido si lo puedes hacer, supongo, pero parece un poco sin sentido viajar hasta esta isla aislada simplemente para rodearse de todas las comodidades materiales imaginables.
Quiero decir, vamos, yo estaba allí para correr una carrera, claramente una actividad física con mayor peso, con sensibilidad geográfica y cultural, y con un propósito y un significado. Verdad?
Agaete a Artenara (0-33km)
La carrera en sí era notable para mí ya que probablemente nunca haya ido a un evento de tal alta magnitud con tan poca preparación específica, o siquiera, confianza en mi mismo. Mis últimos éxitos en las carreras siempre se han originado a partir de una confianza en mí mismo de manera pragmática basada en lo que pienso es una excesiva y apropiada preparación física. Estas son llamadas “ultra” maratones, después de todo; una “ultra” preparación siempre me pareció necesario. Eso ciertamente no existió aquí. Ni siquiera estaba seguro de que mi cuerpo me permitiera terminar la carrera. De alguna manera, afortunadamente, que eso no resultó ser un problema.
Así que, fui más convencido que nunca de que un comienzo conservador sería el único plan racional de la carrera. Si esa era la intención, no estoy seguro de haberlo logrado-No creo que nunca me había sentido significativamente fatigado muscularmente tan temprano en una carrera- pero a pesar de lo que parecían manifestaciones molestias en el esfuerzo y ritmo de los primeros 30 kilómetros nunca llegue a sentirme marcadamente peor y desmoronado (al menos desde el punto de vista musculo-esquelético o calórico) más adelante.
El circuito comienza con una casi inmediata subida de 4000´ desde el muelle en el 8km más o menos, seguido por un par de miles de metros de divertido descenso y otros 2k´+ de ascenso. Estos primeros 30K o menos eran espectaculares, puro trail running. Esta fue una de las pocas secciones del circuito que experimente cercanamente como lo más parecido al tipo de terreno que más disfruto en los entrenamientos – empinado, técnico, cabeza en alto, y por momento sin sendero siquiera.
En el primer ascenso me sorprendí a mí mismo de verme en donde suelo encontrarme usualmente al principio de estas grandes carreras internacionales, es decir, unas cuantas docenas detrás de los lideres pero solo a unos pocos minutos de donde está la acción al frente del pelotón. La buena noticia fue que me sentí mejor de lo que esperaba en el espectacular ascenso en la noche. La mala noticia fue que al llegar a la cima ya me estaba empezando a sentir un poco de tensión en las clavijas. 10km hechos. El entrenamiento simplemente no estaba allí.
Bueno, el primer descenso fue una increíble. Poco después de comenzar el descenso en lo que sentía era un ritmo razonable, Antoine Guillon salió disparado y me pasó con sus Hokas y la persecución comenzó. Incluso en ese momento sentí que aplicar tanto abuso a mis cuádriceps tan temprano en la carrera era simplemente una estupidez, pero a veces en las carreras dejas que ese fuego competitivo e instintivo se apodere de ti, por lo que me pegue a su espalda – con Gediminas Grinius justo detrás de mí – y lideramos al grupo perseguidor a través de algunas secciones realmente divertidas del circuito (o no-circuito, en ciertas partes).
Muy pronto estábamos en la parte inferior de la colina y en el próximo avituallamiento (Tima, 18km) donde Grinius y yo llegamos y nos fuimos juntos. Él tomo la iniciativa en el ascenso de 2000´saliendo del avituallamiento, pero parecía que una vez que se dio cuenta de que no iba a dejarme atrás frenó un poco su esfuerzo y eventualmente lo alcance y la mayoría de mis perseguidores, trabajando poco a poco logré llegar al top-10 hasta colocarme algo así como 6to o 7mo en el avituallamiento de Artenara en el 33km. Me había tomado 4hs en hacer unas míseras 20 millas o menos – eso debería ser un indicador de la dureza de esta sección de la carrera.
Pau Zamora – team manager de Buff – fue mi entusiasta y apasionado asistente durante toda la noche, así que fue bueno verlo en el avituallamiento, obtener información actualizada del camino por recorrer, y volver al trabajo.
Artenara a Teror (33-56km)
Al poco tiempo de salir de la ciudad alcancé y pasé a Florent Bougin de Quebec – quedando en 5to lugar – y pude ver a Iker y la luz de otro corredor sólo a 2 minutos o más. El circuito durante toda esta sección fue bastante decepcionante para mí. Por un lado, tuve que correr en llano una tonelada de tiempo (mi voz interior me decía algo así como “Bueno, que esperabas? De alguna manera hay que cruzar esta gran isla!”) En gran parte un terreno no técnico, contorneantes caminos y rutas con mínimos cambios de desnivel. Así que sólo me enfoque en intentar correr lo más eficientemente posible sin maltratar a mis piernas, especialmente mi espinilla.
El otro problema (para mí, al menos) fue que me salí del recorrido. Dos veces. Asquerosamente frustrante. La primera vez que sucedió estaba en una explanada, podía ver a dos correr frente a mi sólo a 90 segundos (Imagine que Iker y Yan), y entonces tomé un sendero de cabras señalizado fuera de la calle (justo igual a como lo habíamos hecho varias veces antes), y con el tiempo me di cuenta de que no estaba viendo ninguna señalización o banderas y un aún más frustrado corredor asiático venia corriendo hacia mí, explicándome que ese camino no podía ser el correcto. Para el tiempo en que pudimos volver al camino, al menos cuatro corredores nos habían pasado (incluidos Grinius, nunca más estuve delante de él durante la carrera) y había perdido seis o siete bien ganados minutos.
Ugu. Así son las cosas. Me recordé a mí mismo mantener la calma – éramos sólo cinco en media hora – y las cosas se acomodarían naturalmente durante las próximas millas. Abandone a mi querido compañero perdido y rápidamente alcance a dos corredores – Creo que tal vez Freddy Thevenin and Didrik Hermansen? – y un poco más adelante pasé a Johan Lantz (que aparentemente se rompió la pierna 15-20km mas tarde?!)
Y luego, en otro callejón camino sinuoso, me pasé de la curva otra vez, esta vez continuando hacia abajo por el camino cuando debería haber tomado la curva a la izquierda por el camino de cabras. Estaba marcado perfectamente – me hago cargo de mi error – creo que era esa hora de la noche donde el cerebro se vuelve un poco nublado esperando que salga el sol. Esta vez, el error me costó otros 4-5 minutos, y para cuando finalmente estábamos llegando a Teror, yo lo hice con Johan (quien, junto con Didrik and Antoine Guillon) me había vuelvo a pasar por segunda vez en mi último desvió).
En un punto llegando a la ciudad Johan cojeaba bastante mal, así que no pensaba que sería una amenaza por mucho tiempo más tiempo, y entonces cuando llegamos al avituallamiento, Iker todavía estaba ahí. En mi cabeza, Iker era el número uno de la carrera, así que estaba bastante emocionado de verlo ahí, especialmente dado que estaba seguro de poder apretar el acelerador en el próximo gran ascenso justo fuera de la ciudad.