En el año 2010 un invicto Anton Krupicka, había ganado todas las ultras en las que participó, se enfrentó en la Western States 100, una de las ultramaratones más duras del mundo, a otras tres bestias del ultramaraton: Geoff Roes, Kilian Jornet y Hal Koerner.
“….es sorprendente que no se paren nunca en los avituallamientos, ni pierdan unos segundos en comer unas galletas o unos trozos de fruta o en beber tranquilamente un vaso de agua congelada. Sólo se paran para cambiar los bidones por otros bidones llenos y seguir con el mismo ritmo, así de simple.” – Kilian Jornet sobre Anton y Geoff.
Fragmento del capítulo 7 “correr lejos para encontrarse a uno mismo” del libro “Correr o Morir” en donde Kilian cuenta su experiencia en esta carrera.
Este es el relato del gran Anton Krupicka sobre la Western States 100 del año 2010.
Por: Anton Krupicka
En el sábado, 26 de Junio, del 2010, hubo un momento en la milla 40 aproximadamente, de la edición número 37 de la Western States 100, en donde casi tuve que pellizcarme para saber que no era un sueño. Estaba corriendo fácilmente por un exquisito camino angosto junto con Geoff Roes y Kilian Jornet – posiblemente los dos mejores corredores de montaña de 100 millas del mundo- eso nos permitía ver ocasionalmente un casi negro cañón de Gunnison y su precipicio. El esfuerzo no era demasiado, pero estaban por aparecen los primeros signos de fatiga, y estábamos por embarcarnos al primer gran descenso de los legendarios cañones de la Western´s – una serie de tres descensos y ascensos: Deadwood, El Dorado y Volcano – donde la carrera casi siempre experimenta un cambio definitivo o un asentamiento en las posiciones. Lo mejor de todo, me sentía tranquilo, confiado y listo para rodar en una clásica sección de trail en un evento que, a mi parecer, siempre representó lo mejor en las carreras de ultra. La vida es buena.
Parece que la Western States tiene la capacidad de evocar este tipo de emociones y excitación independientemente del aspecto del evento que se esté desarrollando. Aunque sin duda hay algunas críticas para hacer hacia la organización y su puesta en escena, el evento realmente este a la altura de lo que su publicidad indica y es para nosotros nuestro campeonato nacional de facto en este nuestro pequeño deporte. Los atletas top aparecen, los frikis del ultra se excitan y twittean y escriben en sus blogs extasiados, y parece que todo el mundo se acerca a la tarea del día – correr 100 millas en un día – con un único y especial sentido del deber y del hacer las cosas bien. Yo sé que así lo hice.
Después de mi último (fallido) intento a las 100-millas en Leadville100 en agosto de 2009, aprendí que es importante nunca minimizar la distancia de 100-millas por jugar arrogantemente con sus demandas. Como consecuencia, fui a la WS100 de este año con el estricto objetivo de centrarme solamente en competir lo mejor que pudiera – aun cuando Pearl Izumi laudablemente puso un de miles de dólares para quien rompiera el record de la carrera- Yo simplemente seguí con mis intenciones de sólo tratar de ganar la carrera. Por otro lado pensé que, teniendo en cuenta el increíble talento de atletas de este año, simplemente ganar requeriría un record del circuito de cualquier manera.
Los cuatro grandes
Poco antes de las 4am del sábado por la mañana, me desperté, comí dos tortillas con Nutella, recogí mi dorsal y el chip para mi tobillo y me dirigí a la línea de salida sólo con unos minutos de sobra. Estaba un poco nervioso, pero en el buen sentido – sabía que estaba preparado y era simplemente estar emocionado como todos los demás al pensar en cómo el día de desarrollaría para los principales corredores.
Geoff Roes ligeramente por delante de Anton Krupicka
en la parte superior de Emigrant Pass, en torno a la marca de 4 millas.
Desde el principio, el supuesto “Big Four” (Hal, Geoff, Kilian y yo) nos afirmamos como contendientes legítimos como todo el mundo había previsto. Las primeras cuatro millas del circuito inmediatamente suben a unos 2.500 pies relativamente pronunciados sobre caminos estrechos desde el Emigrant Pass hasta la cima del Squaw Valley Ski Area.
Como era de esperar, Kilian saltó rápidamente hacia adelante, pero fue seguido y finalmente alcanzado por Hal. Yo me quedé junto a Geoff unos metros más atrás y solo me centré en encontrar un ritmo confortable, que me durará todo el día. En el primer avituallamiento (tal vez una milla por debajo de la cumbre del paso), Kilian se detiene brevemente a beber un vaso de agua, lo que hace que Hal, Geoff y yo lo alcancemos. Nosotros básicamente corrimos uno detrás del otro desde la cumbre hasta el paso. Kilian estaba nuevamente al frente y corría en cada tramo corto empinado, pero sacaba sólo una pequeña ventaja a Geoff y a mí, que veníamos haciendo power-hiking. Estoy a favor de correr en terrenos muy empinados, pero con el paso de los años, me he dado cuenta de que esforzarse demasiado en esos tramos en una carrera de 100-millas no es siempre la mejor idea.
Geoff y yo coronamos la escarpa en 42 minutos y mirando por encima del hombro, pude admirar las espectaculares vistas del Valle de Squaw lleno de niebla, un reluciente lago Tahoe y un perfecto resplandor alpino en todos los picos circundantes. Fue realmente una mañana gloriosa. Descendimos por un estrecho sendero hasta el desértico Granite Chief, me contuve de dejar escapar un fuerte grito, no quería quedar como un chulo tan temprano en la carrera.
Casi inmediatamente, comenzamos la muy comentada sección de correr en la nieve. Las próximas cinco millas más o menos fueron sobre una capa profunda de nieve, consistía principalmente en mucha nieve y muy poco sendero. Me siento muy cómodo en este tipo de terreno mixto y técnico, me divertía trotando fácilmente detrás de Kilian y Geoff. Podría correr todo el día en este tipo de terreno y no aburrirme nunca. Los tres trabajamos juntos para encontrar las banderas amarillas que marcaban el circuito y en poco tiempo estábamos en un amplio sendero que terminaba en un portón (que espontáneamente salté – tenía mucha energía temprano en la mañana) en donde giramos a la izquierda hacia el llamado “Ruta de la nieve” – un amplio descenso graduado que eventualmente nos llevó a una gran ruta de servicio forestal de grava.
Estrategia 1: Ejercicio moderado
Fue en esta sección que los compañeros del equipo Pearl Izumi (Josh Brimhall, Nick Clark y Nick Lewis) dieron caza a nuestro pequeño grupo líder de tres y trajeron con ellos a Hal, Zach Miller y Leigh Schmit. La mayoría de los muchachos de este grupo son amigos y se armó un grupo alegre en esas horas tempranas de la mañana, descendíamos gritando por la carretera en lo que posteriormente me daría cuenta que era un ritmo alarmantemente rápido. Josh sin dudas fue el culpable – parecía que estaba forzando el ritmo a más o menos 6 minutos la milla al frente del grupo y Kilian estaba más que dispuesto a seguirle el ritmo.
Al llegar a una amplia sección de la carretera, encontré un lugar cómodo al final de nuestro extenso grupo junto a Nick Clark y Nick Lewis. En un momento, Hal se detuvo para fertilizar los arbustos y cuando volvió volando al grupo paso a mi lado y me dio una palmada en el trasero y me dijo, “Es hora de empezar a correr, chaval!”, pero yo me estaba dando cuenta que delante de mí había muchos que estaban corriendo muy por encima de su nivel, aun en esta etapa temprana.
Corrí lo más rápido posible, siempre sintiéndome cómodo sin sentir que estaba abriendo mucho mi zancada o forzándome demasiado, y sólo espere pacientemente por el giro al camino de Poppy en la milla 19. Soy capaz de correr a un ritmo más rápido en carreteras, pero hacerlo muy temerario tan al principio en una carrera de 100 millas. Seriamente parecía un ritmo de una carrera de 50 millas, al menos para mí y yo estaba un poco preocupado por el hecho de que ya no podía ver a Kilian, Josh, Hal, Zach y Leigh que estaban muy por delante. Para volver a ajustar mi distancia con la cabeza de la carrera, hasta me paré a regar las plantas y para cuando llegue al avituallamiento en 2:38, estaba muy cerca de Nick Clark y podía ver a Josh yendo hacia el sendero. Perfecto, de vuelta en mi ambiente preferido!
El precioso sendero a los largo de las orillas del embalse del French Meadows era rejuvenecedor e inmediatamente renovó mi confianza. En cuestión de minutos, pude ver a todo el grupo frente a mí y pronto me instalé detrás en un ritmo muy cómodo detrás de Hal, Kilian, Goeff y Zach. Las posiciones quedaron así hasta que nos metimos en los árboles y en la sección del Star Fire Burn. Esta porción de 1.5 millas de sendero muy tosco y parecía que había sido abierto el día anterior. El ritmo se mantuvo relajado, pero en el corto ascenso al puesto de avituallamiento de la millas 24 en el cañón Duncan, Hal y Zach se hicieron a un lado y Goeff, Kilian y los demás llegamos juntos en 3:12.
Estrategia 2: Mantenerte fresco e hidratado
Duncan fue el primer lugar en donde vi a mi equipo, Jenny Uehisa, Jenn Shelton y Joe Grant (recién llegado de su segundo puesto en la Bighorn 100 del fin de semana anterior). Estuvieron fantásticos durante todo el dia, y en este avituallamiento, establecimos una impecable rutina en el intercambio de bidones de agua, atar un pañuelo con hielo alrededor de mi cuello y rellenando mis bolsillos con geles GU. Yo llegue a estar en el avituallamiento más de 20 segundos. Si bien estuvimos sintiendo el calor del sol en las secciones del camino expuestas anteriormente, pronto nos dejamos caer en un sendero a la sombra mientras llegábamos al fondo del cañón Duncan. Me sentía un poco tonto al llevar dos bidones de agua congelada (había largado la carrera solo con uno) y un helado pañuelo alrededor del cuello, pero sabía que en esta carrera era una buena idea intentar mantener la temperatura corporal lo más baja posible por el mayor tiempo posible.
En el descenso al rio por la parte baja del drenaje, Hal con alcanzó pero rápidamente se quedó atrás mientras yo conducía al grupo en el ascenso gradual de 1500 pies hacia el avituallamiento de Robinson Flat en la milla 30. Me sorprendió gratamente esta sección del circuito, era realmente un circuito de trail running con algunos tramos técnicos, algunas ramas caídas y una cantidad significativa de nieve a medida que nos acercábamos al final del ascenso. Al llegar a Robinson Flat, Kilian se adelantó al grupo en la última subida y yo imagine que o necesitaba parar para hacer pis o estaba intentando hacer una escapada porque ya estaba cansado de mi ritmo-tranquilo en el ascenso. Tampoco parecía ser el caso, sin embargo, mientras Geoff y yo seguíamos perseverando. Unos minutos más tarde, volvimos a alcanzar a Kilian. Toda la nieve que había alrededor del avituallamiento llevó a una cierta confusión leve en cuanto a que camino deberíamos tomar, pero Rickey Gates estaba filmando la carrera y nos indicó la dirección correcta en cuanto llegamos al puesto de control en 4:11.
No tenía a nadie de mi equipo en Robinson, así que rápidamente rellene mis bidones y salí del avituallamiento primero al ascenso, cubierto de nieve, hacia la cima del Little Bald Montain. Geoff y Kilian rápidamente me alcanzaron y en la cima comenzamos lo que era esencialmente un continuo descenso de 15 millas a las profundidades de cañón Deadwood y a la parte inferior del ascenso al Devil´s Thumb.
En el camino a Millers Defeat (milla 34) y al Dusty Corner (milla 38), sólo me enfoque en correr y relajarme lo máximo posible y poniendo por delante el realizar el mínimo esfuerzo por seguir corriendo junto a Geoff y Kilian. Todos parecíamos tener la misma idea en la cabeza-estábamos en la cabeza de la carrera y todos sabíamos que éramos dignos competidores, pero no veíamos ninguna razón por la cual acelerar el ritmo por el momento. Como resultado, esta sección fue bastante agradable, aunque un poco monótona. Estaba muy feliz de tener la compañía de Kilian y Geoff, con Geoff charlábamos de vez en cuando sobre muchos varios temas. Por desgracia mi español no es tan bueno como podría ser, por lo que Kilian se quedaba en silencio detrás nuestro, la mayoría del tiempo. Siempre sentí el impulso de correr más rápido, conscientemente me contuve, recordando que todos por los que tenía que preocuparme estaban ahí conmigo- era demasiado temprano para hacer cualquier intento de acelerar el ritmo.
Estrategia 3: Perseverar en tándem.
Al poco tiempo, ya habíamos pasado la sección del Pucket Piont y los tres llegamos en tándem al avituallamiento de Last Chance en la milla 43 en 6:04, como lo habíamos estado haciendo durante las últimas 20 millas. A medida que nos aproximábamos al avituallamiento, Geoff comentó que no se podía creer que solo habíamos hecho el 40 por ciento de la carrera y que todavía estábamos tan lejos de la meta. Creo que ni siguiera le conteste, no me gusta pensar en cuanto me queda por recorrer hasta más o menos la milla 60 o 70 – es simplemente demasiado desalentador pensarlo antes.
Cuando nos aproximamos al precipitado sendero del cañón Deadwood, señale el sendero de la izquierda, pero Geoff se movió hacia un lado esperando que uno de nosotros tomara la delantera en el descenso. No tenía ningún problema con marcar el ritmo por algún tiempo, como lo había estado haciendo desde hace algunas horas, ahora que estaba al frente quería conscientemente hacer el menos esfuerzo posible. Después de algunas curvas, Kilian dijo algo, mientras me adelantaba por la izquierda, y en 20 segundos estaba literalmente desaparecido. Verlo descender saltando por el sendero durante esos pocos segundos fue verdaderamente increíble. Si, estaba corriendo fácil y lento a propósito, pero no podía imaginar castigar de esa manera a mis cuádriceps tan temprano en la carrera.
Geoff dijo algo así como que ni loco iba a seguir a eso; estuve de acuerdo, y realmente empecé a pensar que la carrera por el primer puesto estaba terminada. Después de su, de alguna manera, agresiva largada, toda la mañana estuve esperando que Kilian en algún momento simplemente despegara y nos dejara a Geoff y a mí atrás, y esta parecía ser esa jugada. Sin embargo, mientras descendíamos tranquilamente al puente colgante (en 6:27), Geoff remarco que ese puente- en poco tiempo le absorbio tanta energía que sus piernas parecían haber corrido 90 millas, y estábamos a punto de ascender 1.7 millas, 1,500 pies hacia arriba al Devil´s Thumb.
Antes de la carrera, tenía muy bien planeado el parar y meter mi cabeza en el arroyo al costado del sendero en la base de esta colina, pero cuando llegamos abajo, simplemente no sentí la necesidad de hacerlo, el calor no parecía lo bastante sofocante aun.
Antes de la carrera, tenía muy bien planeado el detenerme y meter la cabeza en el agradable arroyo que había al costado del camino en la base de esta colina, pero cuando llegamos allí, simplemente no sentí la necesidad, el calor no parecía tan malo todavía. Las curvas iniciales son bastante empinadas y Geoff y yo rápidamente comenzamos con una fuerte power-hike conmigo delante. Al minuto, más o menos, era obvio que me sentía más fuerte y rápidamente me aleje mientras la subida continuaba. Había varios tramos largos y fáciles de correr para dejar el power-hike de lado (especialmente en la mitad superior de la colina), y yo solo me mantenía enfocado en mantener mi esfuerzo parejo, controlado y moderado.
Estrategia 4: Encontrar el estímulo.
Me movía bien sin mucho esfuerzo (mucho oxígeno a esas altitudes más bajas), pero a dos tercios del camino hacia el borde del cañón, más o menos, me quedé asombrado al ver la camiseta blanca de Kilian solo a unas pocas curvas por delante, y estaba caminando, nada menos. Esto fue una gran inyección de confianza para mí. En los días previos a la carrera, mi pacer Joe y yo habíamos hablado un poco acerca de lo difícil que ser el ascenso del cañón queriendo tener a Kilian siempre a una corta distancia, así que fue un gran impulso mental ascender a mi moderado ritmo y aun así conseguir alcanzar a Kilian en el, posiblemente, ascenso definitivo del sendero.
Justo antes del avituallamiento de la milla 48, el Devil´s Thumb, estaba emocionado por el aliento que me daban Topher Gaylord y Tim Twietmeyer, e incluso les comente que estaba con un poco de frio debido a que todo el ascenso fue en la sombra y que iba con un pañuelo lleno de hielo atado al cuello. Estaba lo suficientemente cerca de la cima para ver a Kilian entrar al avituallamiento justo antes de mí; Llegue en 6:54. Me fui del avituallamiento antes que Kilian y mientras bajábamos al cañón del El Dorado, me moví ligeramente al costado y con mi mano le indique que estaba más que bienvenido en pasar al frente si lo quería. Kilian respondió con un rotundo “No, No, no!”, así que pensé que tal vez había aprendido su lección en el último cañón. Definitivamente, sentía que se estaba formando un mutuo respeto entre nosotros dos, mientras se hacía evidente que iba a ser una carrera muy apretada entre nosotros dos al frente de la carrera en las próximas millas.
Estrategia 5: Establecer un ritmo controlado.
Puse el ritmo durante todo el camino hasta el avituallamiento de El Dorado en la milla 53. Este descenso era mucho más gradual y me dio mucha alegría saber que estábamos más allá de la mitad de la carrera y mi cuerpo todavía se sentía muy bien. Cada año en Leadville me parecía que al llegar al retome de Winfield ya me sienta como una porquería y no tenía ni idea como iba a hacer para repetir todo lo que acababa de hacer. En WS100 de este año, sin embargo, yo seguía sintiéndome muy fuerte en ese momento.
Llegamos al avituallamiento en el final del ascenso en 07:33, y de nuevo me fui un poco antes que Kilian después de rellenar mis bidones. Pronto me alcanzo, y me pasó mientras yo ascendía una corta sección en power-hike, mientras el continuaba el ascenso corriendo. Sin embargo, después de adelantarse solo unas 5-10 yardas, volví a alcanzar a Kilian y re-pasarlo cuando sentí el ritmo se volvía lento. Por el resto de la subida, controlé el ritmo por delante con Kilian pisándome los talones, corriendo cuando yo corría y caminando cuando yo caminaba (que no fue mucho). Estuvimos muy cerca todo el tiempo al punto incluso que podía oír como respiraba agitadamente, otra confirmación de que él era, ciertamente, humano y no el dios-montañero-corredor que de alguna manera imagine que era. Él había cogido una botella de agua de litro en una de los avituallamientos previos, probablemente en Dusty corners.
Yo estaba deliberadamente manteniendo el esfuerzo y el ritmo controlado en el ascenso. El día anterior, Jenny había comentado como todo el mundo entra en Michigan Bluff hecho una mierda después de sufrir por los cañones y por alguna razón esa era una motivación suficiente para mí para hacer lo que pudiera para asegurarme que estaría bien cuando llegara allí.
En la parte superior de la colina, Kilian pasó a mi lado y abrió un pequeño espacio entre nosotros a medida que avanzábamos hacia el avituallamiento. Creo que probablemente se sentía frustrado por que me estaba moviendo más rápidamente en los avituallamientos que él, pero supongo que no era suficiente para él continuar llevando el agua consigo. Me sentí muy bien al llegar a la milla 56, Michigan Bluff, en 8:13. La muchedumbre que había era tan grande y frenética que literalmente tuve que gritarle a mi equipo para que me escucharan. Una vez más, partí hacia el cañón Volcano solo, pero Kilian pronto me alcanzo y ambos nos apresurábamos para encontrar algunos trozos de sombra al costado del camino. Kilian me comento que hacía “mucho calor”, y yo estuve de acuerdo, aunque en realidad no pensaba que fuera para tanto –tal vez yo esperaba un calor mucho peor y todos esos entrenamientos a mediodía en el calor de Bouler estaban dando sus frutos.
Fue en esta sección expuesta al sol en donde llegue a pensar en ofrecerle a Kilian un poco de agua – me parecía de locos que él no llevara nada, y casi sentía que estaba haciendo trampas por el hecho de que básicamente yo podía beber en cualquier momento y cuanto quisiera mientras que él ni siquiera llevaba agua. El corto ascenso a la carretera Chickenhawk a la desviación hacia Volcano es bastante empinada, y si bien Kilian en un principio intento alejarse nuevamente, pronto se dio cuenta que no iba a despegarse de mí y continuamos corriendo juntos hasta el descenso. En la empinada cuesta abajo hacia el cañón, la temperatura definitivamente había subido y dejé que Kilian se alejara unos segundos. Todavía continuaba con mi mentalidad de correr de forma conservadora y sin esfuerzo y simplemente no tenía ganas de castigar a mis cuádriceps todavía. En la parte interior de Volcano, sin embargo, los dos nos sumergimos en el rio, luego reanudamos nuestro tándem de costumbre mientras subíamos al Bath Road en la milla 61.
Krupicka y Jenn Shelton, alrededor de las 62 millas.
Jenn me encontró al final de la carretera de Bath con un bidón de agua helada, pero estaba tan por encima de mi hidratación que, combinado al chapuzón que nos dimos en el rio, ni siquiera quería tomar nada. Adam Chase de unió a Kilian en este punto, también (aunque, parecía que no había traído nada de agua para el), y los cuatro cruzamos la carretera de asfalto con Kilian finalmente entrando en el ruidoso avituallamiento de Foreshill en la milla 62 unos metros antes que yo en 9:08 – 23 minutos por debajo del ritmo de record de Scott Jurek.
Estrategia 6: Recordando reponer energías.
En Foresthill, me esperaba mi primer pacer, Joe Grant. Joe también tenía una gorra blanca para mí, para mantener el fuerte sol fuera de mi cara. No suelo correr con gorras con viseras y durante los primeros minutos fue un poco desconcertante correr por el camino de California Street y no tener una línea de visión instantánea del camino a venir, pero la sombra que daba la gorra era verdaderamente bienvenida. Joe estaba bastante bien mientras entrabamos al sendero, pero por alguna razón, empecé a sentir el primer bache en esta carrera. Estaba el clima con mucho calor y me estaba empezando a sentir un poco mareado. Sin embargo, en el primer arroyo que cruzamos, hice una pausa y metí mi gorra en el agua helada y después de un gel y esa gorra helada me sentí mejor instantáneamente. Kilian nos alcanzó con su pacer, el corredor de montaña Rickey Gates, y continuamos todos bajando por el sendero conmigo a la cabeza otra vez marcando el ritmo.
No hay duda que correr con Kilian por ahí puso un poco más de pimienta a mi ritmo, pero yo estaba tratando realmente de ser consiente de no ir demasiado duro a pesar de la sombra, la ligera cuesta abajo y el perfectos sendero. Llegamos a Cal-1 todos juntos y casi que tomamos por sorpresa a la gente que manejaba el avituallamiento.
No mucho después de esto, llegamos a una empinada cuesta abajo bastante larga, donde Kilian bajó en la forma habitual en la que lo hace mientras que yo descendía cuidando a mis cuádriceps y quitándome algunas piedras de mi zapatilla izquierda. Mi rodilla derecha (la lesionada) me molesto un poco y, sumado a las piedras en mi ampollado dedo gordo, no estaba muy feliz en ese momento. Cojeé durante un par de minutos más, mientras veía como Kilian y Rickey se alejaban hasta que pensé, “a la mierda”, y me senté al costado del camino para quitarme la zapatilla y sacar las piedras. Fue menos de 30 segundos, pero fue una gran diferencia enorme para mi pie, y Joe y yo estábamos pronto persiguiendo por el sendero a Kilian y Rickey. Pronto escuche unos gritos un poco más arriba en el sendero en Cal-2 y miré mi reloj para ver cuál era el tiempo de Kilian. Poco más de un minuto después, llegamos al avituallamiento en 10:24, y para mi sorpresa, Kilian seguía ahí bebiendo líquidos.
Estrategia 7: Formar camaradería con la competencia.
A través de esta parte del circuito, se comenzó a hacer evidente para mí que Kilian ya no tenía mucha iniciativa en marcar el ritmo. Cada vez que nos tocaba un ascenso corto en esta sección, Kilian y yo bajábamos los brazos a un fuerte power-hike y yo sentía que mis piernas estaban dispuestas a moverse un poco más rápido que las de él. La mejor parte de todo esto, sin embargo, era que casi parecía un esfuerzo de equipo que estábamos haciendo los cuatro. Rickey estaba capturando todo con una cámara atada a su frente, y en las subidas, Kilian y yo estábamos doblados haciendo power-hike con las manos en las rodillas y con todo lo que teníamos. Más de una vez estábamos tan cerca uno del otro que ya no había espacio entre nosotros, chocándonos los codos, gruñendo, resoplando y buscando los pocos metros de sombra. Fue muy divertido.
Después de llegar a Cal-3, el sendero era mayormente cuesta abajo y estábamos con el sol a pleno corriendo a lo largo del Middle Fork del American River hasta que finalmente llegamos al cruce del Rio Rucky Chucky (milla 78), corriendo codo a codo entrando en el avituallamiento en 11:26. En el rio, los voluntarios rápidamente nos colocaron a los cuatro en una balsa y nos llevaron al otro lado. Había un vínculo tangible de camaradería entre nosotros cuatro, como si todos éramos parte de algo desafiante y especial y claramente lo éramos. En la balsa le di la mano a Kilian y le comente sobre lo divertido que fueron las últimas horas corriendo, pero creo que estaba sufriendo un poco el calor en ese momento. Definitivamente estaba un poco ido mentalmente y recuerdo claramente que deseaba que el viaje en balsa sea más largo así poder tener un poco más de ese relax mental y del cuerpo antes de volver a correr.
En el Rucky Chucky River Crossing (milla 78),
Krupicka y Kilian toman un breve descanso físico y mental.
En el otro lado, sumergí la cabeza brevemente en el agua, pero debería haberme quedado un poco más. Jenn estaba ahí para tomar la posta y ser mi liebre, pero me senté en una silla durante 20 segundos o más sólo para aclarar mi cabeza y serenarme. Yo había estado pensando en llegar al rio durante tanto tiempo que no estaba nada feliz de pasarlo tan rápido y volver a tener que correr. Al poco tiempo, la nueva liebre de Kilian, Jorge Pacheco, logró ponerlo en movimiento y Jenn y yo nos unimos en el ascenso a la colina.
Despues de caminar los primeros metros empinados, los cuatro corrimos casi las 1.7 millas de ascenso hacia el avituallamiento de la milla 80 Green Gate. Todavía estaba un poco abombado y me di cuenta que había pasado un tiempo desde que había tomado un gel. Eso me animo un poco, Jenn y yo fuimos a llenar los bidones y me di cuenta de que Kilian estaba sentándose en su manta a la sombra mientras yo seguía por el sendero. Aunque me había acostumbrado a que Kilian me alcanzara al momento, había algo en la manera en que se desplomo al suelo esta vez que me dio la confianza en que esta vez podía amplían una ventaja sobre él.
Estrategia 8: Calculando movimientos.
Todo el día había estado en una especie de curiosidad indiferente sobre cómo iba a hacer para romper a este tipo y ganar la maldita carrera. Ahora, finalmente estaba pasando, pero no me estaba sintiendo tan bien. Al llegar al avituallamiento, habíamos oído gritos hacia abajo en el rio y, al comprobar mi reloj, calcule que tenía una ventaja de 15-minutos sobre el tío del tercer puesto, que supuse que sería Geoff. Poco después del avituallamiento, me detuve a hacer pis por segunda vez, y le comenté a Jenn que realmente deberíamos seguir caminando por un momento. Estaba en una especia de bajón mental y físico, a pesar de estar por fin sólidamente en el liderato por primera vez en todo el día. Eventualmente, sin embargo, Jenn me metió de vuelta en el juego y seguimos empujando hacia adelante en un ritmo lento pero constante. Pensé que con la ventaja que tenía sobre Geoff y con un Kilian que parecía reventado si tan sólo podía seguir corriendo por estas últimas 20 millas, probablemente podría ganar la carrera.
Las cosas no iban muy bien, pero yo definitivamente me estaba moviendo a un ritmo decente cuando finalmente llegamos al avituallamiento ALT de la milla 85. Estaba bastante acalorado por culpa del sol, y un poco de hielo y unas esponjas hicieron maravillas –realmente estábamos corriendo después de ALT. Si hubiera tenido al menos la más mínima idea de que Geoff había acortado de alguna manera sus 15 minutos a tan sólo tres minutos en este punto, hubiera sido de gran ayuda. Jenn me mantuvo motivado con todo tipo de elogios en cuanto a la rapidez con la que corríamos a veces – porque así lo hacíamos- pero cuando Geoff y su pacer, Dave Mackey, pasaron volando por nuestro lado aproximadamente en la milla 88, me tomó completamente por sorpresa y fue algo definitivamente desalentador.
Al principio no lo podía creer, pero entonces mi espíritu competitivo salió a flote y corrimos definitivamente duro el siguiente tramo del sendero. Justo antes de avituallamiento de Brown´s Bar en la milla 90, alcanzamos a Dave Mackey trotando tranquilamente por el sendero, lo que me pareció un lugar un poco extraño para dejar de acompañar a Geoff.
Al salir de Brown´s Bar, Jenn me dijo que Geoff estaba sólo a unos cientos de metros de nosotros. Me pareció un poco difícil de creer, pero seguí corriendo tan fuerte como puede, con la esperanza de alcanzarlo de nuevo. Sabía que realmente quería ganar, que quería realmente, sobre todo después de correr con tanta fuerza al frente durante todo el día. Nos acercamos a la carretera de la vieja mina a lo largo del rio y, de repente, allí estaba él, tal vez a 200 yardas o así delante de nosotros. Llegue a verlo solo por un segundo, pero estaba siguiendo las huellas de sus Montrail Mt. Masochist en la arena y recuerdo haber deseado saber exactamente cuántos segundo o minutos llevaban esas huellas ahí para ver si realmente me estaba acercando a él o no.
Giramos a la izquierda de nuevo hacia un fino sendero y tomamos una corta subida hacia la milla 93.5 y al avituallamiento del cruce de la autopista 49. Me di cuenta de que mis piernas estaban realmente muertas, pero tenía la esperanza de que tal vez lo podría alcanzar en la cuesta arriba. Corrí la mayor parte del ascenso y de hecho me aleje de Jenn en el proceso y, hacia la parte superior, había cerrado la brecha en no más de 50 yardas. Geoff estaba subiendo en power-hike y vi cómo, literalmente, se daba la vuelta para mirarme justo antes de llegar a la cima y doblar por la curva nuevamente hacia el camino.
Estrategia 9: Encontrar resolución.
Llegue a la autopista 49 sin Jenn, y había un montón de excitación allí, ya que la carrera estaba a punto de llegar al final. Yo sólo pesaba 174 libras – Lo más delgado que había estado en todo el día- pero ni siguiera espera a que los voluntarios me digan que debía beber más.
El empujón final, en las calles de Auburn
Desafortunadamente, Geoff había sido capaz de deslizarse fuera del avituallamiento y doblando la esquina justo antes de que yo llegara, de lo contrario, tal vez, hubiera recibido un plus de adrenalina. Así, ascendí resoplando a la colina hasta la fresca pradera y comencé el descenso al No Hands Bridge y al American River en la milla 97. Sabía que estaba perdiendo la carrera en ese descenso, pero ya no podía hacer que mis cuádriceps soportaran más golpes. Jenn me volvió a alcanzar y repetidamente me preguntó si podía ir más rápido y lo intenté, lo intenté, pero simplemente ya no había nada dentro de mí. Sospechaba que más abajo en la calle Cal estaría Kilian intentando darme alcance.
En el momento en que llegamos a No Hands y escuchamos que Geoff estaba a cinco o seis minutos, me sentí consternado. Geoff iba a tener que reventar verdaderamente para perder ese liderazgo en tres millas, pero igualmente di lo mejor de mí hasta Robie Point, sin embargo, pensando especialmente en el 2006, cuando Brian Morrison entró a la pista ganando la carrera pero ni siguiera pudo terminar la carrera. Ni siguiera era capaz de dejar a Jenn en el ascenso, sin embargo, cuando escuche que no había recortado la ventaja de Geoff, me conformé con el segundo puesto y realmente disfrutamos la última milla de asfalto hasta la ciudad, corriendo con todo mi equipo hacia la escuela Placer y terminando en 15:13:53, 23 minutos debajo del record de Scott Jurek, pero unos frustrantes seis minutos por detrás del nuevo record de Geoff. Hecho!
Krupicka termina segundo, muy por debajo del viejo récord de Scott Jurek.
Convirtiéndome en un verdadero competidor.
Por extraño que pueda parecer, considerando que era técnicamente la primera ultra que perdía, Western States se sintió casi como una carrera de “grandes descubrimientos” para mí. Creo que fue, sin dudas, la mejor 100 millas que corrí en función a términos de ritmo, ejecución y la fuerza que tuve durante todo el día. Hasta el sábado, mi experiencia en 100 millas había sido llegar hasta las 60 o 70 millas y estar casi completamente vacío y agotado de pensar que todo lo que podía hacer era andar penosamente por las últimas 30 a 40 millas hasta la llegada a un ritmo muy lento. En este año de la Western States, sin embargo, realmente me sentí como si ni siquiera había empezado a competir o correr la carrera en absoluto hasta la milla 70. Pasé la mayor parte del tiempo simplemente asegurándome de estar cómodo y conservador con cualquiera que sea el ritmo que mi cuerpo llevara. Como resultado, en lugar de tener que convertir el último tercio de la carrera en un festival de la supervivencia, fui realmente capaz de correr las últimas 20 a 30 millas.
Una gran parte de esta experiencia fue tener la pericia y presión de Kilian y Geoff tan tarde en la carrera. Ambos corrieron brillantemente y estoy agradecido por la oportunidad de poder testearme contra ellos. Me preguntaron varias veces durante los días previos a la carrera por que quería estar en Western States, y la respuesta inequívoca era que estaba allí para competir verdaderamente. Si quisiera simplemente correr 10 millas, podría haberlo hecho gratis, solo o con amigos, en algún lugar y terreno mucho más estéticamente hermoso, aquí en Colorado. La razón principal por la que estaba en Western States era para poder apretar el acelerador junto con otros corredores que eran capaces de sacar la mejor performance de mí y llevarme a lugares a donde nunca antes había ido. Explorar ese territorio desconocido es un aspecto crucial del participar plenamente en la vida.
Anton Krupicka es uno de los mejores ultramaratonistas de los Estados Unidos y del mundo entero desde hace mas de una decada, patrocinado por grandes marcas como New Balance o The North Face, este gran atleta sigue disfrutando de lo que más ama, correr en la montaña. Sigue sus pasos a través de su web: antonkrupicka.com/blog/
Relato original de la revista Runners World en el siguiente link: